
Todos nos marcamos objetivos porque sabemos que nos pueden llevar a un estado deseado, aunque luego no seamos capaces de sostener el esfuerzo necesario para alcanzarnos. ¡El lunes empiezo la dieta!
Es habitual que la gente empiece el día, la semana, el mes o el año con todo el ímpetu, pero poco a poco la llama empiece a apagarse y nuestras buenas intenciones queden hechas cenizas. ¡A mi alguna vez me ha pasado! Por suerte ya no es lo habitual. ¿Y a ti?
La pregunta es, ¿nos planteamos objetivos intencionales o simplemente hacemos una lista de deseos románticos que esperamos que se cumplan por obra y gracia de Papá Noel y los Reyes Magos? Y sí, hay una diferencia entre los deseos y los objetivos bien planteados. Un deseo es una esperanza de que algo suceda, mientras que un objetivo se define como el “objeto de la ambición o el esfuerzo de una persona. ¡Nadie baja diez kilos por más esperanzado que sea! La esperanza necesita fundamentarse en hechos.
Pero hay que reconocer que mucha gente, efectivamente, establece metas y, si los resultados no son los deseados, el único problema es que no están siendo intencionales al respecto. La intencionalidad mejora la eficacia con la que respondemos a los objetivos que nos planteamos.
Establecer objetivos intencionales significa ir un paso más allá. En lugar de partir de lo que admiramos de otras personas, comienza con un trabajo interior y establece quién eres ahora y quien deseas ser en el futuro. ¿Cuál es el propósito de esto? Ayudarnos a ser más intencionales cuando nos planteamos metas.
Las metas tal como las conocemos
Las metas están destinadas a conectar dos puntos de nuestras vidas; dónde estamos en el presente y dónde queremos estar en el futuro.
Por ello, para asegurarnos que nuestro camino hacia lo que queremos ser es establecido con precisión, nuestros objetivos deben marcarse con la intención de dirigir nuestros pasos hacia la ruta que nos ayudará a llegar a nuestro destino.
En otras palabras, nuestros objetivos intencionales deben ser extraídos de nuestro propósito en la vida y no al revés; sin ser intencionales en nuestro establecimiento de metas, iríamos de un lado a otro sin sentido de propósito.
Tomar consciencia de algunos hechos nos ayudará a hacerlo con más eficacia.
Presión de la familia
Tenemos familias a las que les va bien en la vida y es una bendición que nos apoyen en todo lo que hacemos; sin embargo, a veces la familia puede ser tan controladora hasta el punto que perdemos nuestra individualidad y, como resultado, renunciamos a algunos de nuestros sueños o los dejamos de lado temporalmente.
Necesitamos aprender a tener el control de nuestras vidas; nadie conoce mejor los deseos ocultos en lo profundo de nuestros corazones que nosotros.
Además, la familia no siempre está allí para cuidar las cosas y arreglar nuestras vidas por nosotros, lo que puede obligarnos a aprender a descubrir la realidad de la vida en etapas posteriores o cuando no nos queda otra opción que levantarnos y actuar.
Para mantener la integridad con lo que realmente somos, es necesario ser honestos acerca de ello y establecer objetivos intencionales que mejor se adapten a nuestra individualidad; nos permite vivir la vida al máximo y reduce las posibilidades de arrepentirnos del tiempo perdido mientras vivimos a la sombra de otras personas.
Presión de los espacios sociales
El mundo se ha vuelto más como una aldea global, todo lo que sucede en todo el mundo y en nuestras comunidades, es de fácil acceso.
No podemos mentir sobre esto, nuestras redes sociales tienen las cosas más bellas que podemos ver y las historias más inspiradoras del mundo; su contenido es cautivador, pero no debemos ignorar el hecho de que algunas, si no todas, las publicaciones que vemos son solo momentos capturados y no es toda la verdad sobre la vida.
Ser intencional en las metas que nos proponemos nos recuerda quiénes somos y nos protege de las presiones sociales; establecer metas basadas en los “logros” o ideas de otras personas puede confundirnos y deprimirnos.
Si los objetivos no son intencionales, es posible que no tengamos una conexión con ellos, más allá que podrían darnos dinero rápidamente, ayudarnos a encajar o alcanzar una medida de éxito socialmente aceptable o reconocida; cuando eres intencional en los objetivos que estableces, estás contento con tu parte y no te atraen fácilmente los estilos de vida de otras personas, que pueden ni siquiera ser reales o significativos para ti.
Encontrar el significado de la vida y apreciar el viaje
Como se mencionó anteriormente, el establecimiento de metas intencionales le da a la vida una dirección armonizada con nuestro propósito; esto facilitará que nuestra motivación se mantenga encendida y el fuego interno alimente la necesaria persistencia.
Si tus objetivos encajan con lo que es realmente importante para tu viaje vital a nivel profundo, la satisfacción está garantizada a cada paso, aún mucho antes de alcanzar lo que te propones; los objetivos intencionales nos permiten experimentar la vida por lo que significa para nosotros y enfrentar los desafíos con todos nuestros recursos internos.
No hay mejor guía que esta; recorrerás el camino con la conciencia tranquila y la mente serena; los objetivos intencionales hacen a una vida intencional, lo cual es un pasaje seguro para aprender a apreciar la vida y experimentar la felicidad genuina.
Con frecuencia, incluso, encontrarás que, para ser feliz, realmente feliz, necesitas mucho menos de lo que creías.
Motivación y fuerza para hacer sus actividades diarias
Los objetivos intencionales nos brindan la mejor razón para despertarse y hacer algo grandioso con nuestra vida: tienes claro para lo que estás trabajando y no luchas para comprender tus prioridades.
Has hecho la tarea analizando el porqué y para qué haces las cosas, y tus valores están alineados con tus pasiones, tu propósito en la vida con tus objetivos. El examen de tus elecciones te permite planificar cambios correctivos para lograr la ecología necesaria que define una vida intencional.
Y cuando todo está claro y los objetivos intencionales están marcados, no puedes permitirte perder el tiempo o dar menos que lo mejor; cuando no lo son, es más fácil procrastinar y gastar nuestras energías en cosas menos importantes.
Compromiso
Cuando tu trabajo o relación tiene un fuerte vínculo con tu propósito de vida y con quien quieres ser en el presente y en el futuro, lo natural es comprometerte y darlo todo. ¡Así de simple!
Deja de ser una obligación para convertirse en nuestra pasión; únicamente duele cuando no estás en ello. ¡A mí me ocurre! Yo soy un escritor, no importa si hay épocas en las que no he podido vivir de ello y tuve que hacer otras cosas, sacaba fuerzas para hacerlas lo mejor y más rápido posible para volver a mi trabajo del alma que es investigar y escribir para contribuir a un mundo más saludable y realizado. ¡Eso es Felicidad! Y cuando alguien adquiere mis libros, la gratitud infinita porqué sé que tengo socios con los que trabajar el éxito mutuo.
Tienes claro tu propósito, alineas tus objetivos con ellos, tus esfuerzos son satisfactorios en si mismos y la felicidad es un hecho que precede a tus logros. ¿Qué más puedes pedir?

Complementa tus conocimientos:
Una persona intencional no permite que la vida y sus circunstancias la tomen por sorpresa y la lleve de aquí para allá como un papel en el viento; se esfuerza por mantenerse en el asiento del conductor todos los días y se dirige a lo que ha definido conscientemente como su mejor versión.
Bibliografía
Haz que los propósitos se hagan realidad fijando objetivos intencionales