Publicado el

Establecer objetivos intencionales

Establecer objetivos intencionales

Todos nos marcamos objetivos porque sabemos que nos pueden llevar a un estado deseado, aunque luego no seamos capaces de sostener el esfuerzo necesario para alcanzarnos. ¡El lunes empiezo la dieta!

Es habitual que la gente empiece el día, la semana, el mes o el año con todo el ímpetu, pero poco a poco la llama empiece a apagarse y nuestras buenas intenciones queden hechas cenizas. ¡A mi alguna vez me ha pasado! Por suerte ya no es lo habitual. ¿Y a ti?

La pregunta es, ¿nos planteamos objetivos intencionales o simplemente hacemos una lista de deseos románticos que esperamos que se cumplan por obra y gracia de Papá Noel y los Reyes Magos? Y sí, hay una diferencia entre los deseos y los objetivos bien planteados.  Un deseo es una esperanza de que algo suceda, mientras que un objetivo se define como el “objeto de la ambición o el esfuerzo de una persona. ¡Nadie baja diez kilos por más esperanzado que sea! La esperanza necesita fundamentarse en hechos.

Pero hay que reconocer que mucha gente, efectivamente, establece metas y, si los resultados no son los deseados, el único problema es que no están siendo intencionales al respecto. La intencionalidad mejora la eficacia con la que respondemos a los objetivos que nos planteamos.

Establecer objetivos intencionales significa ir un paso más allá. En lugar de partir de lo que admiramos de otras personas, comienza con un trabajo interior y establece quién eres ahora y quien deseas ser en el futuro. ¿Cuál es el propósito de esto? Ayudarnos a ser más intencionales cuando nos planteamos metas.

Las metas tal como las conocemos

Las metas están destinadas a conectar dos puntos de nuestras vidas; dónde estamos en el presente y dónde queremos estar en el futuro.

Por ello, para asegurarnos que nuestro camino hacia lo que queremos ser es establecido con precisión, nuestros objetivos deben marcarse con la intención de dirigir nuestros pasos hacia la ruta que nos ayudará a llegar a nuestro destino.

En otras palabras, nuestros objetivos intencionales deben ser extraídos de nuestro propósito en la vida y no al revés; sin ser intencionales en nuestro establecimiento de metas, iríamos de un lado a otro sin sentido de propósito.

Tomar consciencia de algunos hechos nos ayudará a hacerlo con más eficacia.

Presión de la familia

Tenemos familias a las que les va bien en la vida y es una bendición que nos apoyen en todo lo que hacemos; sin embargo, a veces la familia puede ser tan controladora hasta el punto que perdemos nuestra individualidad y, como resultado, renunciamos a algunos de nuestros sueños o los dejamos de lado temporalmente.

Necesitamos aprender a tener el control de nuestras vidas; nadie conoce mejor los deseos ocultos en lo profundo de nuestros corazones que nosotros.

Además, la familia no siempre está allí para cuidar las cosas y arreglar nuestras vidas por nosotros, lo que puede obligarnos a aprender a descubrir la realidad de la vida en etapas posteriores o cuando no nos queda otra opción que levantarnos y actuar.

Para mantener la integridad con lo que realmente somos, es necesario ser honestos acerca de ello y establecer objetivos intencionales que mejor se adapten a nuestra individualidad; nos permite vivir la vida al máximo y reduce las posibilidades de arrepentirnos del tiempo perdido mientras vivimos a la sombra de otras personas.

Presión de los espacios sociales

El mundo se ha vuelto más como una aldea global, todo lo que sucede en todo el mundo y en nuestras comunidades, es de fácil acceso.

No podemos mentir sobre esto, nuestras redes sociales tienen las cosas más bellas que podemos ver y las historias más inspiradoras del mundo; su contenido es cautivador, pero no debemos ignorar el hecho de que algunas, si no todas, las publicaciones que vemos son solo momentos capturados y no es toda la verdad sobre la vida.

Ser intencional en las metas que nos proponemos nos recuerda quiénes somos y nos protege de las presiones sociales; establecer metas basadas en los “logros” o ideas de otras personas puede confundirnos y deprimirnos.

Si los objetivos no son intencionales, es posible que no tengamos una conexión con ellos, más allá que podrían darnos dinero rápidamente, ayudarnos a encajar o alcanzar una medida de éxito socialmente aceptable o reconocida; cuando eres intencional en los objetivos que estableces, estás contento con tu parte y no te atraen fácilmente los estilos de vida de otras personas, que pueden ni siquiera ser reales o significativos para ti.

Encontrar el significado de la vida y apreciar el viaje

Como se mencionó anteriormente, el establecimiento de metas intencionales le da a la vida una dirección armonizada con nuestro propósito; esto facilitará que nuestra motivación se mantenga encendida y el fuego interno alimente la necesaria persistencia.

Si tus objetivos encajan con lo que es realmente importante para tu viaje vital a nivel profundo, la satisfacción está garantizada a cada paso, aún mucho antes de alcanzar lo que te propones; los objetivos intencionales nos permiten experimentar la vida por lo que significa para nosotros y enfrentar los desafíos con todos nuestros recursos internos.

No hay mejor guía que esta; recorrerás el camino con la conciencia tranquila y la mente serena; los objetivos intencionales hacen a una vida intencional, lo cual es un pasaje seguro para aprender a apreciar la vida y experimentar la felicidad genuina.

Con frecuencia, incluso, encontrarás que, para ser feliz, realmente feliz, necesitas mucho menos de lo que creías.

Motivación y fuerza para hacer sus actividades diarias

Los objetivos intencionales nos brindan la mejor razón para despertarse y hacer algo grandioso con nuestra vida: tienes claro para lo que estás trabajando y no luchas para comprender tus prioridades.

Has hecho la tarea analizando el porqué y para qué haces las cosas, y tus valores están alineados con tus pasiones, tu propósito en la vida con tus objetivos. El examen de tus elecciones te permite planificar cambios correctivos para lograr la ecología necesaria que define una vida intencional.

Y cuando todo está claro y los objetivos intencionales están marcados, no puedes permitirte perder el tiempo o dar menos que lo mejor; cuando no lo son, es más fácil procrastinar y gastar nuestras energías en cosas menos importantes.

Compromiso

Cuando tu trabajo o relación tiene un fuerte vínculo con tu propósito de vida y con quien quieres ser en el presente y en el futuro, lo natural es comprometerte y darlo todo. ¡Así de simple!

Deja de ser una obligación para convertirse en nuestra pasión; únicamente duele cuando no estás en ello. ¡A mí me ocurre! Yo soy un escritor, no importa si hay épocas en las que no he podido vivir de ello y tuve que hacer otras cosas, sacaba fuerzas para hacerlas lo mejor y más rápido posible para volver a mi trabajo del alma que es investigar y escribir para contribuir a un mundo más saludable y realizado. ¡Eso es Felicidad! Y cuando alguien adquiere mis libros, la gratitud infinita porqué sé que tengo socios con los que trabajar el éxito mutuo.

Tienes claro tu propósito, alineas tus objetivos con ellos, tus esfuerzos son satisfactorios en si mismos y la felicidad es un hecho que precede a tus logros. ¿Qué más puedes pedir?

Lo que define a las personas intencionales
Complementa tus conocimientos:

Una persona intencional no permite que la vida y sus circunstancias la tomen por sorpresa y la lleve de aquí para allá como un papel en el viento; se esfuerza por mantenerse en el asiento del conductor todos los días y se dirige a lo que ha definido conscientemente como su mejor versión.

Bibliografía

Haz que los propósitos se hagan realidad fijando objetivos intencionales

Life Crafting as a Way to Find Purpose and Meaning in Life

Vivir intencionalmente

Publicado el

10 hábitos para una vida más consciente y con propósito

10 hábitos para una vida más consciente y con propósito

Los hábitos para una vida más consciente y con propósito son acciones que responden a un patrón de comportamiento deliberadamente programado; afectan a todas las áreas de nuestras vidas y determinan cómo hacemos uso de cada día. Si están bien programados, ellos facilitan mucho el trabajo de nuestra mente automatizando procesos virtuosos.

Todos hemos experimentado buenos y malos hábitos y, con seguridad, estamos trabajando para potenciar alguno de los primeros y tratando de dejar atrás otro de los segundos. ¿O no? ¡Y seguramente hemos aprendido que no hay nada tan difícil como luchar contra uno mismo!

Un hábito, bueno o malo, ha estado contigo al menos por un tiempo y puede requerir paciencia y dedicación dejar ir algo que se ha convertido en parte de ti. Sin embargo, si queremos vivir una vida más consciente y lograr los resultados que deseamos, es preciso cultivar aquellos que sean coherentes y armoniosos con la vida que queremos y los objetivos que nos planteamos. ¿Estamos de acuerdo?

Una vida consciente e intencional es aquella en la que elegimos cuidadosamente qué hacer y cómo lo hacemos para lograr ciertos objetivos y metas; no se parece a prender la televisión para ver algo que aparezca, sino que elegimos prender la televisión para ver lo que queremos o necesitamos. ¿Vale el ejemplo?

Una vida más consciente y con propósito se articula en base a principios claramente expuestos en la pantalla de nuestra mente, los cuales nos guían hacia la mejor versión de nosotros mismos.

En el sendero de una vida más consciente y con propósito 

A continuación, se presentan una serie de hábitos que pueden ayudarnos a mantenernos en el sendero de los parámetros que hemos determinado para una vida más consciente y con propósito.

¡Chequea los sistemas!

A veces, la dificultad somos nosotros mismos y no nos damos cuenta; esto simplemente ocurre porque somos inconscientes de un comportamiento, una creencia, un pensamiento o un hábito que nos hace autosabotearnos.

Es muy importante aprender a mirar primero con atención dentro de nosotros mismos antes de buscar a alguien o a algo para cargar las culpas por cualquier cosa que no vaya bien en nuestras vidas; es mucho más eficaz buscar nuestras propias debilidades y ponernos a trabajar nuestra tierra interior para mejorarlas. De paso, esto ayudará con nuestras relaciones mientras trabajamos en nuestros objetivos personales.

La introspección eficaz es un factor crucial de la inteligencia; la psicología lo llama inteligencia intrapersonal: es decir, nuestra capacidad de comprender nuestra vida interior y la de los demás. ¡Observarnos permanentemente de forma consciente, nos ayudará a desarrollar esta valiosa habilidad para alcanzar una vida más consciente y con propósito !

Afirma tus metas

Repetir frases cortas, como un mantra, que te recuerden aquello que es verdaderamente importante para ti, te mantiene enfocado; hazlo varias veces al día, ponte un recordatorio si es necesario, y esto mantendrá tus sentidos en aquello que es significativo y te aporta valor real para una vida más consciente y con propósito.

Roy T. Bennet, un reconocido autor inspiracional, afirmó:

Cuando haces lo correcto, obtienes la sensación de paz y serenidad. Hazlo una y otra vez.

Si ya hemos realizado nuestra tarea y tenemos claro nuestro propósito y metas ecológicamente planteadas, literalmente sabemos lo que es correcto para nosotros; afirmarlo una y otra vez sintonizará nuestra mente con ello de forma poderosamente creciente.

En todas las áreas de nuestra vida, por supuesto, pero debemos trabajarlas una a una. Tomemos nuestras metas como referencia para nuestros actos y hagamos siempre lo correcto. ¡Así de simple!

Hacer siempre lo correcto en función de nuestros objetivos vitales fortalece nuestro propósito y le da sentido a las razones por las que estamos en este mundo; al final del día, más allá de los resultados, estaremos en paz y encaminados hacia una vida más consciente y con propósito.

Aprender a decir que no

¡Qué maravillosa sensación! Recuerdo que yo era una persona muy condescendiente y un día dejé de serlo. ¡Fue realmente liberador! Me encanta complacer a las personas si implica un comportamiento que también es ecológico para mí y con el tiempo he ido aprendiendo a decir que “no” con firmeza y amabilidad creciente cuando no los es.

Aprender a decir “no” a aquello que no está en sintonía con nuestros objetivos, es una de las habilidades más útiles que podemos desarrollar; por supuesto, esto incluye decir no a tus propios caprichos, a tu familia, a tus amigos y a al resto del mundo.  Hazles conocer tus rutinas y prioridades y enséñales a respetarlas.

Por supuesto, en ocasiones nuestro tiempo, escucha y energía serán valiosos y necesarios para alguien cercano y estaremos allí para ellos; hay que aprender a distinguir el trigo de la paja y acudir cuando es importante. Por lo demás, cuando alguien llegue a quejarse del clima o de la inflación cuando estés disfrutando de tu trabajo de crecimiento integral, pon los límites rápidamente con la mayor amabilidad que te sea posible.

Aprender de cada experiencia desafiante

Los desafíos preceden algunos fracasos y también nuestras mejores victorias.

… bueno, fracaso, lo que se dice fracaso, podemos conversarlo. En primer lugar, no es factible lograr absolutamente todo lo que nos proponemos; luego, hay que comprender que cuando nuestras metas valen la pena, hay que tomar riesgos y estos conllevan resultados esperados e inesperados.

Por último, un fracaso sonado de tanto en tanto nos hace bajar de los laureles y fortalecer nuestro carácter desarrollando tolerancia a la frustración para aprender a recomponernos y darle para adelante nuevamente. ¿Si o no?

Los que renuncian son más numerosos que los que fracasan.

Henry Ford

Para fracasar, primero hay que intentarlo y en el camino tener la fortaleza de no renunciar. ¡Hurra por los que fracasan y se vuelven a poner de pie!

En cualquier caso, escenario y resultado, todos conllevan el germen de grandes aprendizajes. ¡Y oportunidades para quien sabe aprovecharlos con una mente abierta!

Menos excusas y más fracasos te llevarán a la realización permanente del propósito de tu vida. ¡Así es! Los fracasos son las cicatrices de quienes tarde o temprano abrazan la victoria.

Escuchar más y hablar menos

Una de las herramientas del coaching es la escucha activa; se trata de una habilidad centrada en escuchar con atención a la persona con la que se mantiene una conversación; no se trata de estar elaborando una respuesta mientras permanecemos en silencio, sino en focalizarnos completamente en oír lo que nuestro interlocutor dice.

La mejor técnica de escucha activa es el verdadero interés; luego, podemos hacer un esfuerzo intencional para ponernos en el lugar del otro, ejercitando la empatía. Complementariamente podemos afirmar este comportamiento reforzando con expresiones breves como “bien” o “fenomenal”, que indiquen que estamos atentos; parafrasear a nuestro interlocutor o preguntar, también es un auspicio en este sentido. Siempre teniendo en cuenta el verdadero interés como punto de partida, de lo contrario es manipulación y un pase directo a una vida de insatisfacción.

Aprender a escuchar más y mejor facilita que aprendamos de los demás; obtendremos información valiosa, comprenderemos mejor a las personas y mejoraremos nuestras relaciones. Nuestras palabras ya no serán reacciones apresuradas, sino que iremos aprendiendo la importancia de tomarse tiempo para pensar antes de contestar.

Una comprensión más cabal del contenido y significado de una conversación, un debate o una discusión también es un patrimonio valioso de quien sabe escuchar activamente y esto no solo disminuye las posibilidades de un malentendido o conflicto, sino que además favorece las condiciones para buenos acuerdos de satisfacción mutua.

Mostrar aprecio genuino

La gratitud es la moneda de cambio de los prósperos del mundo y el secreto de la abundancia material y espiritual; agradecer los propios logros y crecimiento, así como la expresión genuina de los aportes de los demás, nos conduce hacia niveles crecientes de realización.

La gratitud nos enfoca en reconocer aquello que es bueno en nuestra vida y cual es el origen; nuestra atención fortalece un pensamiento y un comportamiento constructivo, mientras que nos ayuda a mantener la calma.

La investigación ha venido acumulando evidencias que los beneficios no solo son emocionales y espirituales, sino que además mejoran nuestra salud física.

Si la gratitud fuera un medicamento, sería el producto más vendido en el mundo que serviría para el mantenimiento del órgano principal en cada sistema.

Dr. P. Murali Doraiswamy

Estrés, depresión, recuperación emocional o procesos inflamatorios, son algunos de los resultados concretos en los que la ciencia médica ha acumulado evidencia de los beneficios de la gratitud para nuestra salud. ¡Y sin efectos secundarios ni contraindicaciones!

Una vida consciente e intencional, guiada plenamente por nuestro propósito, es imposible si uno es ingrato: la gratitud es la brújula que nos indica el camino correcto.

Premiarnos por el trabajo bien hecho

Darnos una gratificación para celebrar la tarea bien realizada es una forma de decirnos a nosotros mismos que la vida tiene valor aquí y ahora; parar, disfrutar y reconocer que lo hemos hecho bien nos permitirá acumular fuerzas, empoderarnos y entusiasmarnos para lo que tenemos por delante.

A propósito, ¿te has puesto a pensar lo que significa y representa el “entusiasmo”? El filósofo y ensayista José Antonio Marina se aproxima con las siguientes palabras:

“Creo, como creían los antiguos griegos, que el entusiasmo es un don del cielo, o sea, una suerte recibida que conviene proteger. La etimología de la palabra es iluminadora: en-theós. Sentirse poseído por un dios. A su vez, la palabra theós tiene su propia etimología: “lo enérgico”, “lo poderoso”. Cuando comencé mis aventuras de espeleología etimológica, me sorprendió saber que la palabra dios, antes de ser un sustantivo, fue un adjetivo: lo divino. Una propiedad maravillosa que tenían ciertas cosas. Los hindúes mantienen este significado y por eso veneran a tres millones de dioses, es decir, a tres millones de cosas divinas. ¿Cómo no va a ser divina la capacidad de una jarra para mantener el agua? ¿Cómo no va a ser divino que las cercas retengan a las ovejas? Y los hititas adoraban al dios Telepinu, la divinidad que hacía que las causas produjeran los efectos debidos. Temían que, si ese dios desapareciera, la hierba dejaría de crecer, las vacas dejarían de dar leche, y el sol no volvería de su nocturno viaje al mundo oscuro.

Y, en un artículo publicado en el año 2012 en el periódico La Vanguardia, más adelante continúa:

Nos llena de entusiasmo seguir una pista, sentir que la huella de la presa se intensifica, que estamos cerca de conseguirla, que los indicios convergen. Ya no es sólo la pisada, ni el olor, sino que hay una guedeja prendida en un espino. El espiritualísimo Platón ya dijo que el enamorado de la verdad era como un perro cazador. Y el carnalísimo san Agustín lo dijo más espiritualmente: somos como ciervos en busca de la fuente. En mi caso, mi entusiasmo se debe a que creo que he encontrado la respuesta a un problema cuya solución buscaba desde hace años. ¿Qué es la inteligencia? Las primeras respuestas dijeron que era la facultad de conocer. Pero, pronto se supo que la emoción llega donde no llega el conocimiento. “De nada vale que el entendimiento se adelante si el corazón se queda”, dijo Baltasar Gracián. Ahora, tengo la convicción de que la función principal de la inteligencia es dirigir bien el comportamiento, aprovechando adecuadamente el conocimiento y la emoción.

Cada vez que logres un objetivo, termines una tarea o tengas un día productivo según lo planeado, recompénsate con alguna especie de palmadita en la espalda. No solo te hará sentir bien, sino que, además, te mantendrá entusiasmado y motivado mientras reconoces los buenos frutos de tu dedicación.

También es una forma de animarnos a seguir cultivando buenos hábitos; haz de la celebración, aunque sea austera y pequeña, un hábito cotidiano que fortalecerá tu vida con propósito e intencionalidad.

Pantallas las justas y necesarias

Las redes sociales, la televisión y los juegos pueden ser adictivos; limita su uso a lo estrictamente necesario por tu trabajo y algo de esparcimiento si quieres, pero no permitas que te quiten energía o te evadan de lo que realmente importa en tu vida. ¡Procura ir registrando los puntos de equilibrio!

En lugar de ello, puedes cultivar la lectura; si, incluso ante una pantalla. Sin embargo, un buen libro de los de antes, te brinda una experiencia mucho más inmersiva y sin la tentación escapista de una tablet o el smarthphone; no se si es mejor o peor, pero es una experiencia diferente y eso siempre resulta enriquecedor.

Cuando lees, reafirmas que tu crecimiento personal es importante para ti; si te excusas con evasivas como que no tienes tiempo para leer, que no te gusta o que es aburrido, simplemente haces lo contrario y el mensaje que te das a ti mismo deja en claro el poco interés que pones en tu formación.

Descansar cuando es necesario

El descanso adecuado es parte de la eficiencia, la felicidad, la salud mental y el bienestar físico; tu cuerpo y tu mente necesitan descansar.

A veces le robamos horas al descanso y nos quedamos despiertos hasta tarde tratando de terminar una tarea, sin embargo, nuestra eficiencia se desmorona.

Tomarse un tiempo para descansar nos ayuda a refrescar nuestras mentes, a reponer energía y a darle tiempo a nuestro organismo para que se regenere; de este modo, cuando llegue el momento de volver a la tarea, nuestros cerebros funcionarán de manera más eficiente y productiva.

Descansar ayuda a nuestros músculos a recuperarse, reduce el estrés, nos da más energía y mejora nuestro estado de ánimo. Las plantas medicinales son grandes aliadas para mejorar nuestra calidad de descanso de forma segura; mi ebook, Plantas tranquilizantes, seguro te será de ayuda si lo necesitas.

Controlar nuestros gastos

Sin importar lo mucho o lo poco que ganemos, la buena administración es clave para la prosperidad económica; en este aspecto, las prioridades en nuestro consumo reflejan la calidad del gasto y este su aporte a nuestra realización. ¡Es una forma evolutiva de relacionarnos con el dinero! De esto depende la sensación de carencia o prosperidad que su uso y tenencia nos brinde.

Tener un presupuesto y controlar los hábitos de consumo nos ayuda a tomar consciencia en qué vale la pena gastar, que es lo que nos da satisfacción y que no.

A medida que dominamos cómo controlar nuestros hábitos de gasto, se vuelve más fácil alcanzar nuestras metas financieras; mucha gente dirá que “el dinero no hace la felicidad”, y llegado a cierto nivel de prosperidad puede ser, pero es más difícil que esta llegue si no podemos pagar el alquiler, brindar una buena educación a nuestros hijos o adquirir alimentos de calidad para cuidar nuestra salud. ¿Sí o no?

Procurar la satisfacción cómoda de nuestras necesidades básicas facilitará la realización de una vida más consciente y con propósito.

Si deseas profundizar, te recomiendo leer Vivir con propósito.

Pablo de la Iglesia

Publicado el

Vivir con propósito

Vivir con propósito

Vivir con propósito es la manera más eficaz de alcanzar aquello que deseas y tener éxito en lo que te propongas; sin embargo, antes que esto, vivir con propósito es la cumbre de todos los logros en sí mismo y más allá de cualquier resultado.

Esto es así porque vivir con propósito nos coloca aquí y ahora con todo el sabor de aquello que es realmente valioso en nuestras vidas; este registro permanente nos atraviesa y enciende para consumir plenamente cada instante. Nos hace disfrutar el viaje, nos mantiene atentos a las oportunidades, canaliza nuestra energía como un láser, nos alienta a mejorar nuestras habilidades y a superar nuestras debilidades.

El arte de vivir con propósito pone en evidencia la estrecha colaboración entre la mente y el corazón, desplegando ante nuestros ojos nuestro camino inevitable. Reflexionamos nuestros movimientos, la inteligencia del corazón nos dice claramente cuáles son los adecuados y todo nuestro ser se dispone para hacer aquello que está alineado con nuestro propósito. ¡Es la manifestación de una vida plena!

Ventajas de vivir con propósito

Hay que pasar de la fábrica de profesionales con títulos a seres humanos con propósito que puedan contribuir en su máxima capacidad, desde su intuición y vocación, con total libertad y oportunidad para crear el mundo que queremos.

Joanna Prieto / www.joannaprieto.com

La revelación del propósito nos induce a vivir con plena consciencia e intención en lo que hacemos; a veces es al revés y la determinación a vivir con plena consciencia e intención revela el propósito de nuestras vidas. Como sea, estas emociones, son formas muy poderosas de transitar esta vida.

Y no siempre es un evento alegre, amoroso o color de rosa. En mi camino personal, el propósito llegó a través del dolor: yo era un joven ambicioso que tenía una mirada corriente del éxito y quería dinero y poder. ¿Para qué? ¡Dinero y poder! Eso es todo, era un fin en sí mismo. Estudiaba, trabajaba y me relacionaba simplemente para tener dinero y poder. Algún día sería feliz con dinero y poder mientras sacrificaba mi presente en la carrera del conejo.

Una crisis brutal de esclerosis múltiple me dejó definitivamente fuera de esa carrera enloquecida a los 21 años. Problemas en la vista se sumaban a una hipoacusia previa que ya indicaba problemas neurológicos, dificultades para caminar, problemas cognitivos…

Toda mi energía existencial tuvo que necesariamente volcarse a sostener mis procesos vitales. Por supuesto, eso ocurrió a partir de una decisión fundamental: en medio de aquella crisis total, contra todo pronóstico y la suma de más dificultades de las que podría haber imaginado, elegí vivir.

Por aquel entonces yo estudiaba, además de derecho, comercio exterior, marketing y publicidad, Programación Neurolingüística (PNL); uno de los principios de la PNL reza:

Si haces lo que siempre haz hecho, obtendrás siempre los mismos resultados.  

Objetivamente podía observar que aquellas personas que seguían el camino convencional de la medicina, iban para atrás en la mayoría de los casos y, como no quería obtener esos pobres resultados, decidí asumir el riesgo y tomar otros caminos.

Cambié el fracaso seguro, tal como también lo venía experimentando en mi propia vida, por la incertidumbre de otro camino desconocido. Y así fue como me involucré en la medicina natural.

¡No ha sido ni fácil ni milagroso! Pero aquí estoy vivo y mucho mejor que hace más de tres décadas. Mi propósito en la vida ya no es solamente vivir (aunque de veras siento una gratitud infinita por ello y con frecuencia cotidiana no puedo creer que lo esté), sino crear salud y difundir conocimientos para que más y más gente haga lo mismo en un mundo cada vez más enfermo y dependiente de fármacos de dudosa eficacia, altamente tóxicos y con efectos iatrogénicos crecientes.

Ha sido un largo camino, desafiante, por cierto, y lleno de realizaciones propias de vivir con propósito.

Veamos, a continuación, que suele ocurrir cuando somos conscientes y vivimos intencionalmente de acuerdo a aquello que es verdaderamente importante en nuestras vidas.

Decisiones inteligentes

Cuando comenzamos a vivir con propósito, de forma natural y espontánea, comenzamos a tomar decisiones inteligentes.

¿Y qué es una decisión inteligente? Es aquella que te vuelve consciente de quién eres realmente, que te guía por los senderos que te conectan con la realización interior inmediata, que te permiten estar atento a tu horizonte mientras que disfrutas el aquí y el ahora con plenitud. Dejas de sentir que “cuando logres algo serás feliz”, simplemente porque el camino es la felicidad y sabes que te llevará por experiencias de más y más realización.

… bueno, somos humanos y a veces nos desviamos o nos salimos del sendero y nos perdemos. Al menos en mi experiencia personal ha sido así. Sin embargo, las señales y las luces que nos guían son tan fuertes y tan intensas, que rápidamente volvemos a él con mayor rapidez y habilidad creciente.

Las personas con propósito inevitablemente mantienen su intención vital a la vista y no suelen tener interés en las distracciones; cuando se presenta algo que no está en línea con su propósito vital, evitan el compromiso. El paso que tienes por delante es un atractivo demasiado fascinante como para no estar ahí; sabes que al darlo toda tu visión cobrará una nueva perspectiva y poderosos estímulos alentarán los siguientes.

Claridad de visión

Cuando te inspiras en un gran propósito, algún proyecto extraordinario, todos tus pensamientos rompen sus ataduras: tu mente trasciende sus limitaciones, tu conciencia se expande en todas direcciones y te encuentras en un mundo nuevo, grande y maravilloso. Tus fuerzas, facultades y talentos latentes cobran vida, y descubres que eres una persona mucho más grande de lo que nunca soñaste ser.

Patañjali -200 – -150 a.C.

Vivir con propósito facilita que tengamos una visión clara de aquello que de verdad importa y nos mantiene fieles a nosotros mismos. Entiendes que, con frecuencia, las cosas valiosas toman tiempo y, en tanto, disfrutas el proceso que te lleva a tu destino.

En lugar de quejarte por el esfuerzo o los sacrificios que debes hacer en el camino, expresas tu gratitud por la oportunidad de hacer lo necesario para llegar a donde pretendes ir. ¡La gratitud es la moneda de cambio de los prósperos!

Objetivos inteligentes

Todo el mundo tiene objetivos, pero la razón por la que  algunas personas tienen éxito en alcanzarlos, mientras que otras no, es que las primeras comprenden la importancia de establecer objetivos inteligentes.

Una vida con propósito te permite establecer objetivos inteligentes porque tu plan de acción está claramente determinado por lo que deseas lograr al final mientras disfrutas el camino; una forma muy práctica de hacerlo es dividir los objetivos más grandes en otros más pequeños en los que puedas trabajar a diario sin perder de vista tus metas vitales.

Te preguntas: “¿Qué pequeño paso puedo dar en este momento que me acercará hoy un poco más a mi objetivo de lo que estaba ayer?” Vivir con propósito te ayuda a darte cuenta de la importancia de los pequeños pasos que marcan una gran diferencia a largo plazo y te mantienen avanzando; esto ocurre porque estás más conectado con tu estado presente y tu estado futuro, teniendo permanentemente a la vista las referencias de tu viaje.

Vivir con propósito y enfocado en los objetivos inteligentes, también te alejan definitivamente de la sensación de impotencia, pues, sin importar que área estés trabajando, siempre encontrarás algo que hacer, por insignificante que parezca, que nos acerque un poco más a nuestras metas. ¿Si o no? El escenario de completa impotencia no existe; bueno, salvo que estés muerto, pero no lo puedo asegurar porque no recuerdo haber estado por allí.

Motivación permanente

La motivación es el motor de nuestra existencia, ella nos brinda el poder de hacer que actuemos aun cuando las probabilidades parecen estar en nuestra contra y nos ayuda a mantener el foco en las cosas importantes que tienen un impacto determinante en nuestro desarrollo, crecimiento y bienestar.

La motivación es la que nos mantiene pensando “¿Qué puedo hacer a continuación?”  “¿Cuál es la mejor manera de manejar esto?”, en lugar de “Esto puede fallar, así que, ¿por qué actuar?”

Cuando uno conoce su propósito y llega a vivir intencionalmente, sabe que hasta fracasar por ello vale la pena: se capitaliza como aprendizaje y experiencia para hacerlo mejor al siguiente intento.

La motivación permanente es el fruto espontáneo de una vida con propósito; nuestra atención estará puesta en nuestras habilidades, el cambio que deseas y lo que esperas lograr; una de las principales ventajas de esta forma de vivir es que permaneces motivado para seguir moviéndote, seguir intentándolo y seguir creyendo.

Asumir riesgos

“Esto puede no resultar de la manera que estoy esperando” “Esto puede ser un riesgo demasiado grande para mí” son palabras y pensamientos que te impiden tomar grandes riesgos. ¿Y porqué nos atrae tanto tomar riesgos? Bueno, simplemente porque riesgo implica una apuesta que representa el mejor resultado potencial. Y también la posibilidad de perderlo todo o quedar en una situación más desventajosa de la que tenemos.

Creo que, en la vida, una de las distinciones más valiosas es descubrir cuando, como y porqué vale la pena tomar riesgos que tienen el potencial de cambiar nuestra vida. No digo que arriesgues tu dinero en una ficha en el casino o una partida de poker, personalmente creo que eso es una estupidez propia de gente que no asume la responsabilidad de su vida y se niega a hacerse cargo de los resultados que genera. Si un día quieres divertirte apostando, hazlo con un dinero que te sobre. ¡Y si ganas mucho mejor!

Sin embargo, la única forma de avanzar y vivir la vida que deseas, es aprendiendo a tomar riesgos.  Grande o pequeño. Se trata de ser fuerte y audaz como para asumir riesgos con inteligencia; esto implica preparación y dedicación personal para hacer nuestra jugada de la mejor manera posible.

Vivir con propósito nos ilumina el camino ayudándonos a reconocer riesgos valiosos que afectarán nuestra vida positivamente, a vivir confiando en nuestros potenciales, aprendiendo de nuestros errores y capitalizando con plenitud nuestros éxitos.

Pablo de la Iglesia