
Inmunidad natural y salud intestinal configuran un estrecho vínculo sinérgico para las defensas de nuestro organismo.
La respuesta inmunitaria del cuerpo a cualquier agente patógeno potencialmente causante de una infección, dependerá en gran medida del estado de nuestra microbiota.
Si nuestra microbiota es saludable y equilibrada, nuestras defensas no solo responderán más rápidamente, sino también en forma más armoniosa reduciendo el riesgo de alergias y reacciones autoinmunes.
Por otra parte, si la microbiota está enferma y desequilibrada, inmunidad natural y salud intestinal no ejecutarán la perfecta sinfonía que nos mantiene sanos con tanta eficiencia la mayor parte del tiempo; esto implica una respuesta inmunitaria más lenta y desordenada que se va traduciendo en procesos de inflamación crónica de bajo grado, mayor susceptibilidad a infecciones virales o enfermedades graves como el cáncer y trastornos autoinmunes.
En todo momento, y más aún en épocas de epidemias infecciosas o épocas en que las infecciones ocurren con más frecuencia, es auspicioso mantener una microbiota saludable; hoy día, tomar medidas correctivas o protectoras de la salud intestinal, se ha vuelto un eje esencial de cualquier estrategia de salud seriamente planteada.
Realmente, si el intestino está mal, todo está mal en nuestro organismo, pero muy especialmente nuestras fuerzas defensivas se verán muy debilitadas.
Eje de inmunidad natural y salud intestinal
Un punto clave es que la mayoría de las células inmunológicas se encuentran asociadas al tejido intestinal; el Dr. Robert G. Silverman, autor del libro Inside-Out Health: A Revolutionary Approach to Your Body, lo expresa de la siguiente manera:
La diafonía entre la microbiota intestinal y el sistema inmunológico es constante y fundamental para montar una defensa inmunitaria eficaz. Entre el 70 y el 80 por ciento de todas las células inmunes se encuentran en el tejido linfoide asociado al intestino (GALT) que rodea los intestinos. Cuando el GALT se ve comprometido, todo el sistema inmunológico se debilita.
El sistema inmunológico intestinal puede distinguir entre la amplia y cambiante gama de microbios inofensivos dentro del intestino y patógenos. Esta constante y delicada homeostasis inmunológica se altera cuando los antibióticos, la mala alimentación, la falta de ejercicio y otros factores nocivos, como las toxinas ambientales, alteran el equilibrio de las bacterias intestinales y provocan disbiosis.
En la disbiosis, el GALT se estimula continuamente para producir células inmunes y respuesta inflamatoria. Cuando la disbiosis continúa, la barrera epitelial intestinal puede volverse permeable; el paciente ahora tiene un síndrome del intestino permeable. Las bacterias, los subproductos de degradación y metabolismo bacteriano y las partículas grandes de alimentos no digeridos pueden escapar del intestino y entrar en la circulación a través de uniones estrechas que se abren demasiado. El resultado es una mayor activación inmunitaria, así como una inflamación localizada y sistémica, generalmente junto con otros síntomas de disbiosis como gases, distensión abdominal, diarrea y confusión mental.
Intestino permeable
Las membranas intestinales permiten el paso de nutrientes que provienen de la dieta e impiden el de sustancias tóxicas y microorganismos que tienen capacidad de hacer daño; esta respuesta hace las veces de soporte nutricional e inmunológico.
Cuando nuestros hábitos se alejan de nuestras necesidades fisiológicas, en especial en lo referente a la alimentación, la permeabilidad intestinal se ve alterada por exceso y por defecto, creando un ambiente para el desarrollo desequilibrios y patologías intestinales.
Cuando se produce un incremento de la permeabilidad intestinal, suele deberse a infecciones intestinales, consumo de alimentos alergénicos, alcohol, antibióticos, quimioterapia, radioterapia o alteraciones de la flora intestinal; habitualmente es un mix de factores que fueron predisponiendo este proceso degenerativo.
En naturopatía no nos interesa tanto si es primero el huevo o la gallina, sino más bien abordarlos a todos para restaurar cuanto antes la función barrera del intestino supone y evitar el paso de sustancias no deseadas que pueden ocasionar alteraciones inflamatorias e inmunitarias crónicas.
Causas del intestino permeable
Quien desee abordar la restauración de la óptima permeabilidad para equilibrar el eje inmunidad natural y salud intestinal, debe conocer sus causas y corregirlas:
Mala alimentación
La incidencia del intestino permeable viene en aumento en las últimas décadas en forma directamente proporcional a la cantidad de alimentos ultraprocesados en nuestra dieta.
Lamentablemente, tampoco es un tema que se aborde consistentemente en el marco de la medicina alopática y mucha gente sufre malestares que podrían resolverse con modificaciones en el estilo de vida y la alimentación; el eje de inmunidad natural y salud intestinal requiere necesariamente este abordaje.
Las dietas pobres en fibra demandan una corrección indispensable procurando, al menos, las cinco raciones de frutas y verduras, granos integrales y algo de legumbres.
Otra necesidad son los alimentos fermentados que aporten bacterias saludables, siendo preferibles chucrut, kimchi, kéfir, shoyu, miso, entre otros.
Así mismo hay que controlar el exceso de proteínas animales, grasas vegetales industrializadas, edulcorantes artificiales y azúcar añadido.
De interés: ¿Qué es el azúcar añadido?
Estrés
El estrés sostenido genera una disrupción en la comunicación entre cerebro e intestino, alterando el buen funcionamiento de la microbiota e incluso predisponiendo a la permeabilidad intestinal.
Infecciones
La disbiosis y la permeabilidad intestinal predisponen a infecciones y las infecciones generan más disbiosis y permeabilidad intestinal; un círculo vicioso que hay que romper con una estrategia que fortalezca todas las variables.
Ácido clorhídrico insuficiente
La producción insuficiente de ácido clorhídrico (HCL) en el estómago se conoce como hipoclorhidria; se manifiesta con la aparición de algunos síntomas como náuseas, eructos, hinchazón, molestia abdominal y deficiencias nutritivas.
La gastritis crónica es la causa más frecuente de la hipoclorhidria y esta es más corriente en personas por encima de 65 años que consumen antiácidos o medicamentos para el reflujo en forma regular, que se han sometido a cirugías en el estómago recientemente o que padecen una infección bacteriana por Helicobacter pylori.
Una consecuencia de la hipoclorhidria es que impide la formación de bilis, la cual actúa como antibiótico y antiparasitario, amen de ser importante para una buena digestión.
Atender a este proceso también ayuda a fortalecer la sinergia entre la inmunidad natural y salud intestinal.
Falta de descanso
Dormir de forma insuficiente o con mala calidad de descanso, estimula la liberación de cortisol; lo mismo que ocurre con el estrés sostenido.
Su exceso favorece pérdida del colágeno de las vellosidades intestinales, causando una mala absorción de nutrientes, con consecuencias que variarán en función de cada escenario.
Las plantas tranquilizantes son un gran aliado para corregir este aspecto; entre ellas citamos valeriana, tilo, melisa, lúpulo, etc.
Abuso de fármacos
¿Sabes cual es la tercera causa de muerte en EE UU y Europa? ¡Los fármacos! Se trata de sustancias muy útiles, pero la presión de la industria ha provocado una medicalización de la sociedad llevando a abusos que suelen hacer que los beneficios sean superados por los daños.
Antiinflamatorios, aspirinas, corticoides y antibióticos impactan dañando la mucosa intestinal y alterando la microbiota, predisponiendo a la permeabilidad y favoreciendo la inflamación crónica de bajo grado.
Por supuesto, a veces cumplen un papel muy importante, pero muchas veces se prescriben sin necesidad o pueden ser reemplazados por sustancias inocuas.
Cómo curar el intestino permeable
Más allá de una buena alimentación, cuyos parámetros están definidos, un suplemento de glutamina es un paso adelante para regenerar el intestino.
Las enzimas digestivas como la papaína o bromelina, presentes en la piña y la papaya, ayudan a mejorar la digestión, en especial de las proteínas.
El consumo de un complemento de betaína antes de las comidas, ayudará en los casos de hipoclorhidria.
Muchas veces los fármacos pueden reemplazarse por complementos nutricionales. Por ejemplo, propóleo, aceite de orégano o tea tree, plata coloidal, entre otros, pueden sustituir o reducir el consumo de antibióticos. Cúrcuma, jengibre o harpagofito, ayudan a reemplazar corticoides y antiinflamatorios.
Finalmente, y apuntando más allá de la restauración del intestino permeable, hay que volver a equilibrar la microbiota, valiéndonos de alimentos fermentados y probióticos; llegado este punto es cuando las defensas comienzan a recuperar su eficiencia potencial y nos protegen efectivamente.
Naturalmente, la intervención del médico tratante y un profesional de salud integrativa, son muy importantes en estos casos. No hay soluciones mágicas para restituir el perfecto funcionamiento del eje inmunidad natural y salud intestinal, pero sumando auspicios esto es posible.
Hacerlo mejor desde ahora
La comprensión que hoy tenemos sobre el vínculo inmunidad natural y salud intestinal nos brinda una gran cantidad de conocimientos y acceso a recursos que pueden contribuir notablemente a que nuestra predisposición a enfermarnos disminuya de forma radical.
Lamentablemente, de acuerdo a las estadísticas generales, la mayoría de la gente opta por formas de alimentación y estilos de vida que debilitan tanto la inmunidad natural como la salud intestinal. ¡Pero está en nuestras manos! Todo puede empezar a cambiar en nuestra siguiente elección.
Pablo de la Iglesia
Bibliografía
Bezerra, Clarisse. Hipoclorhidria: qué es, síntomas y tratamiento. Tu Saúde.
Castillo, Lorena. Seis factores que causan intestino permeable. Keval+
Gómez S., Silvia. Permeabilidad intestinal. Top Doctors.
Silverman, Robert. Inside-Out Health: A Revolutionary Approach to Your body.
Silverman, Robert. The gut’s role in viral immunity. Integrative Practitioner.