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Para alejarte de los resultados corrientes, debes olvidarte de las creencias corrientes.
Pablo de la Iglesia
Piensa en algunas de tus creencias; incluso en aquellas que haz defendido como si fueran parte de ti mismo. Frecuentemente tomamos posición sobre la base de creencias que entraron a nuestra mente en forma casual; un momento de receptividad… y allí están.
Estas creencias, que a su vez determinan nuestros patrones de comportamiento, a menudo pueden carecer de sentido práctico y si nos permitimos detenernos a evaluar su utilidad, realmente nos damos cuenta que no vale la pena aferrarse a ellas.
Son simplemente un estado de la mente, una forma de darle significado a la vida, en base a información que, con seguridad y de una u otra manera, ya ha sido superada en muchos casos; resultan un velo, más fino o más grueso, que distorsiona nuestra percepción de la realidad.
Más allá de la superficie, y en nuestro camino a la iluminación, verdaderamente no hay creencias “buenas” o “malas”, las creencias siempre constituyen una distorsión y si nuestro propósito es ver la realidad tal cual es, es necesario ir reconociendo y quitando los velos que nublan nuestra consciencia.
A veces nos atrincheramos a ellas porfiadamente, como si al soltarlas perdiéramos un órgano, y así comenzamos a funcionar voluntariamente con un software viejo; en lugar de ser nosotros quienes las utilizamos para que nuestro hardware sea eficiente, son las creencias las que nos utilizan a nosotros, del mismo modo que un virus se hace cargo del software para perpetuarse utilizando nuestro hardware.
¿Estás atrapado en tus creencias?
Puedes creer que a medida que uno se hace mayor necesariamente tienes que convertirte en una colección completa de achaques, y puedo asegurarte que hacerlo no te ayudará en nada a tener una vida larga y plena de vitalidad.
Puedes aceptar cómodamente alguna de tus adicciones -“Total, de algo hay que morirse”- mientras soportas la frustración de la debilidad de un temperamento que te aleja de las victorias y satisfacciones del permanente crecimiento personal. O al menos de la paz interior que produce el vivir con la convicción que has dado lo mejor de ti.
En su famoso mito de la caverna, Platón sostenía que el camino para alcanzar el conocimiento “es despertar del sueño en que vivimos habitualmente, abandonar la caverna de ilusiones en que nos hallamos, alcanzar la conciencia cósmica y encontrar, en definitiva, la dimensión trascendente del hombre”.
Vivir la excelencia implica dejar de lado nuestras ataduras a esas creencias que hemos ido amontonando en forma inconsciente y pasar a ser los dueños de nuestros pensamientos. No encuentro mayor satisfacción en la vida de ir descubriendo las cavernas en las que habito y salirme de ellas.
¿Y tú te aferras a tus cavernas o eres de los que -aunque tenga miedo hágalo igual- salen corriendo intrépidamente de ellas en busca de la interpérie para que te llueva Gracia Divina?
PRE-Juicio
Albert Einstein sostenía que:
“Muy pocos individuos son capaces de expresar con ecuanimidad opiniones que difieran de los prejuicios de su propio medio social, y la mayoría de los individuos ni siquiera llega a formar tales opiniones.”
Einstein era un genio porque vivió su vida sabiendo ver más allá de la creencia y tu puedes aprender a hacerlo también.
No es tan difícil, no se requiere un súper coeficiente intelectual, simplemente cambiar los patrones de referencia y cuestionar permanentemente la información que entra y sale de tu mente.
Ten siempre presente preguntas tales cómo ¿Es esto realmente útil?, ¿Hay alguna forma mejor y más simple de hacerlo?, ¿Cómo puede mejorarse?, ¿Cómo puedo lograr mejores resultados con menos esfuerzo?
Si te formas el hábito de hacerte cotidianamente estas preguntas te volverás rápidamente en una persona más eficaz y tu mente adquirirá el reflejo de recrear preguntas asertivas a medida de tu propia idea de la realización.
¡Le estarás sacando todo el jugo al cerebro y al vaciarte de contenido de referencia incuestionable incluso comenzarás a ser atravesado por la Inteligencia Cósmica fluyendo en ti! No me creas nada, experimenta.
Las personas que son exitosas en lo que se proponen no son aquellas que tienen buenas respuestas para desafíos que han pasado, sino las que tienen la capacidad de hacerse buenas preguntas para adaptarse al flujo cambiante de los escenarios que nos presenta la vida.
Si hacemos las preguntas correctas nos pondrán en carrera para obtener las respuestas correctas que necesitamos aquí y ahora; aferrarnos a las respuestas exitosas que alguna vez obtuvimos implica el riesgo que estas se conviertan en creencias y nos petrifiquemos con ellas.
Es muy útil ver cada enseñanza y aprendizaje compartidos como experiencias en estado líquido, tan solo un punto de partida para seguir fluyendo en nuestro viaje evolutivo.
El investigador médico y virólogo estadounidense Jonas Salk, afirmaba que “lo que la gente considera como el momento del descubrimiento es realmente el descubrimiento de la pregunta” y en tanto y en cuanto abras la mente al cuestionamiento, en algún momento toda enseñanza dejará de ser útil porque es necesario seguir adelante, ir por más, y ese es el momento de escuchar atentamente nuestro cuerpo y preguntarnos “¿Y ahora qué?”, “¿Y ahora como?”.
Quédate con la esencia de estas preguntas cuyo propósito más profundo es impulsarte evolutivamente de acuerdo a la inteligencia omnipresente que siempre habla para ti desde tu corazón.
Fluidez
Acostúmbrate a vivir en un estado de incertidumbre.
La gente, de manera corriente, se aferra a lo que le brinda certidumbre, pero esta es como una anteojera que solo te deja ver los escenarios que confirman tu idea del mundo.
Si, yo tengo una certeza y es la confianza plena en la Inteligencia Cósmica que se activa plenamente cuando conecto con mi corazón espiritual y dejo que me guíe sin mostrarme más que la dirección del siguiente paso; todo lo demás, es un guion viejo que se repite.
Renueva tus creencias
Es importante nutrir nuestra mente con creencias cada vez más estimulantes, renovarlas y actualizarlas para que nos sean más útiles a nuestros propósitos actuales, sin perder de vista que aquella que hoy nos moviliza asertivamente, mañana puede haber perdido su eficacia.
Muchos de nosotros valoramos los beneficios de una filosofía de vida, una idea o un conocimiento y, cuando lo hacemos, crecemos, expandimos el universo de nuestras posibilidades.
Cuando nos identificamos y nos aferramos a ellos, nos estancamos y nuestras opciones comienzan a empobrecerse.
La comprensión de la diferencia es lo que permite que las creencias no opaquen la consciencia; esto es muy importante también para definir nuestras prácticas alimentarias porque no somos estáticos como una fotografía sino más bien un flujo permanente de escenas que van conformando la película de nuestra vida.
Por ejemplo, he tenido grandes Maestros. Los amé mientras me llevaron de la mano por nuevos caminos y los amé aún más cuando sus propias enseñanzas me liberaron de ellos mismos.
Yo también soy Maestro y no hay mayor Estado de Gracia que el ver como mis discípulos empiezan a volar por sí mismos.
¡Y ni te cuento cuando ellos se transforman en verdaderos Maestros e incluso me guían mucho más allá de donde quedamos cuando se liberaron de mí!
Lo que también nos lleva a la alimentación consciente
La idea, en lo que a alimentación refiere, es que podamos unir ciencia y consciencia sin dejar de reconocer la utilidad de la creencia, en tanto y cuanto nosotros hagamos un uso inteligente de ella y no que ella termine haciendo uso de nosotros.
¿Comprendes? No estamos planteando una dicotomía entre la ciencia y la espiritualidad, la mente o el corazón, la razón o la intuición… ¡estamos empoderándonos en todos los recursos que disponemos!
Con frecuencia, cuando nos empecinamos en plantear las cosas en términos de “esto o lo otro”, realmente nos estamos perdiendo la oportunidad de empoderarnos en “esto y lo otro”.
Pablo de la Iglesia
La nutrición como una ecuación flexible
La nutrición, por ejemplo, es una ecuación de la cual conocemos unos cuantos valores importantes, pero muchos no, y mucho menos el resultado exacto de sus diferentes combinaciones; de aquí que poner un margen de duda y error en nuestros abordajes, es muy saludable.
Y como en toda ecuación, el orden de los factores no afectará el producto… Bueno, si, un poco a veces; es nutrición, no matemáticas, pero solo un poco.
Esta es la razón por la cual hay tantos enfoques que nos dan buenos resultados: vegetarianos -en todas su variantes-, macrobiótica, dieta alcalina, paleo, ceto, etc.
Si, los especialistas coinciden generalmente, con la importancia de consumir alimentos integrales, orgánicos, frescos, buenas porciones de frutas y verduras crudas…, luego cada uno puede ir armando el rompecabezas con buen criterio y respetando los propios gustos y necesidades.
Administras los conocimientos sabiamente
Por eso, además de nutrirte con buenos conocimientos, necesitas volverte sabio para administrarlos con maestría.
En torno a la alimentación hay muchos mitos basados en los condicionamientos culturales, la publicidad que promueve “verdades” en función de sus intereses o, incluso, la nostalgia familiar que despierta a través de los olores y los sabores.
Por ejemplo, los argentinos hemos crecido con la constante idea que la carne y los lácteos son alimentos esenciales o muy saludables y realmente esto nos llevó a asumir comportamientos erróneos tales como su consumo en exceso que desdibuja las virtudes que pueden tener en determinados escenarios y ensalza los aspectos negativos del mismo tales como la predisposición a las enfermedades cardiovasculares, respiratorias o autoinmunes.
Incluso todavía hay profesionales de la salud que están convencidos que se trata de alimentos esenciales cuya ausencia pone en riesgo la salud, a pesar que la evidencia afirma que de ninguna manera es así y que lo importante es equilibrar la dieta.
Tal vez un consumo moderado y racional de estos alimentos, nos ayudaría a reducir sus riesgos y a potenciar sus beneficios, no siempre es “todo o nada”, “esto o lo otro” y esa es la comprensión que libera de la creencia y nos permite expandir la consciencia.
Qué las creencias te empoderen
Así como el ego es una vestimenta necesaria para que nuestro ser se exprese en el mundo material, las creencias son herramientas útiles para su desenvolvimiento cotidiano; si las elegimos a consciencia, en lugar de ser una pesada armadura oxidada como la del famoso caballero, serán un traje liviano que nos brindará grandes poderes para ayudarnos en nuestro proceso de realización personal; las personas que mejores resultados obtienen a la hora de mantener una buena salud y elegir mejores alimentos tienen creencias que abren el juego permanentemente como las siguientes y que incluso pueden ser utilizadas a modo de afirmaciones:
- Mi cuerpo se fortalece momento a momento y está cada vez más saludable.
- Desarrollo cada día más capacidad para elegir alimentos de calidad que potencian mi bienestar.
- Mi salud mejora con buenos alimentos y mejores pensamientos.
Te recomiendo la lectura complementaria de 5 formas de desbloquear la creatividad.
Pablo de la Iglesia