
La osteoporosis es el ejemplo más obvio y contundente del impacto negativo de una alimentación acidificante; la acidosis de los fluidos extracelulares acelera los daños catabólicos y altera los procesos de reparación anabólica de la estructura ósea.
La osteoporosis es una enfermedad en la que se experimenta una fragilidad creciente en los huesos y manifiestan una predisposición a quebrarse con facilidad, en especial los de la cadera, la columna vertebral y la muñeca.
Todos estamos predispuestos a desarrollar osteoporosis con el paso de los años, pero es más común en mujeres adultas mayores. Entre los factores de riesgo que habitualmente señala el establecimiento médico y de acuerdo a la Biblioteca Mádica de los EE UU, se incluyen:
- Envejecimiento
- Ser de talla pequeña y delgada
- Antecedentes familiares de osteoporosis
- Tomar ciertos medicamentos (corticoides, aspirinas…)
- Ser mujer de raza blanca o asiática
- Tener baja densidad ósea
Aquí no se señalan algunos que, desde mi punto de vista, son al menos tan importantes:
- Sedentarismo
- Baja exposición al sol y uso de protectores solares indiscriminadamente
- Alimentación acidificante, qué es de lo que nos ocupamos en este trabajo
Una alimentación que se excede en el consumo de proteínas animales, harinas refinadas, azúcar, edulcorantes y fármacos, aumenta el riesgo de osteoporosis; el vínculo epidemiológico muestra una relación significativa y proporcional entre el consumo de proteínas animales y la osteoporosis.
Algunos datos que son consistentes:
- Los estudios indican que las personas que consumen más frutas y verduras, naturalmente alcalinizantes, tienen mayor densidad mineral ósea.
- Las fracturas óseas en los adolescentes que regularmente consumen gaseosas, los cuales son poderosos acidificantes artificiales, se multiplican entre tres y cinco veces.
Un dato a tener en cuenta para reconsiderar todas las noticias tóxicas que desvirtúan el sentido de la nutrición, es que los vegetarianos tienden a tener una orina más alcalina que la de las poblaciones que comen más carne; aunque este dato no debe tomarse como definitivo, pues los hay que adoptan este estilo de vida únicamente por razones compasivas hacia los animales dejando la salud en un segundo plano o ignorándola directamente, perimitiéndose consumir harinas refinadas, azúcar blanco y otras sustancias que claramente tienen mucho menos valor nutricional y mayor aporte tóxico que la carne que pretenden evitar.
La acidez en la orina en el caso del consumo elevado de carne proviene del metabolismo de los aminoácidos azufrados y se observa que la mayor ingesta de frutas y verduras junto a la carne permite restablecer el pH urinario; es decir, no se trata necesariamente de una cuestión de todo o nada con el consumo de carnes, más bien, para la mayoría de los occidentales se trata de reducir su consumo que es muy elevado en general y aumentar el de frutas y verduras que tiende a ser menor a los mínimos requeridos (claro está, tampoco hay inconveniente alguno en veganizar la dieta completamente, si esta es nuestra elección).
Entonces, claramente podemos decir que la ingestión de alimentos acidificantes o alcalinizantes tiene un efecto sobre los huesos, ya que el esqueleto desempeña un papel en el equilibrio ácido-base liberando calcio entre otras sustancias, cada vez que hay un exceso de ácidos.
Cuando el organismo no puede eliminar los ácidos que produce, nos enfrentamos a una sobrecarga de la acidez total (ácidos de origen alimentario y metabólico) que los órganos de drenaje no han podido evacuar (especialmente los riñones y los pulmones); si no se elimina el exceso de ácido, este se acumula año tras año en el tejido conectivo (cartílagos, grasa, moco), convirtiéndolo en un verdadero depósito de basura y provocando acidosis tisular crónica que afecta al transporte de oxígeno y los nutrientes de las células, abriendo así todas las puertas al malestar, el envejecimiento precoz y todo tipo de enfermedades.
Osteoporosis y acidez metabólica – Cómo alcalinizar tu organismo
https://www.youtube.com/watch?v=6RcUzX5ltQc