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Moringa, el árbol de la vida

Hojas, vainas, semillas, aceite, flores, raíces, ramas y cortezas de la moringa tienen utilidad como fitofármaco, alimento para humanos o para el ganado.

Nombres botánicos: Guilandina moringa, Hyperanthera moringa, Moringa oleifera, Moringa pterysgosperma, Moringa zeylanica

Castellano: moringa

Alemán: Behenbaum, Behennussbaum, Klärmittelbaum, Meerrettichbaum, Moringa, Pferderettichbaum, Trommelstockbaum, Wunderbaum

Catalán: arbre de l’oli de ben, moringa

Francés: moringa

Inglés: ben oil tree, benzolive tree, drumstick tree, horseradish tree, moringa

Italiano: moringa

Portugués: acácia-branca, cedro, moringa, moringueiro, quiabo-de-quina, árvore-rabanete-de-cavalo

La moringa es un árbol originario de la India cuyo nombre científico es  Moringa oleifera; se ha multiplicado en todos los países subtropicales del continente asiático y africano, así como en los últimos años ha sido una especie cada vez más demandada en todo el mundo dadas sus reconocidas propiedades nutricionales y medicinales.

Es reconocido como el árbol de la vida y con seguridad no es un atributo para nada exagerado si consideramos que sus hojas, vainas, semillas, aceite, flores, raíces, ramas y cortezas tienen alguna utilidad como fitofármaco, alimento para los seres humanos o para el ganado.

Estos valiosos recursos nutricionales y energéticos, sumados a su gran capacidad para combatir la fatiga o mejorar el rendimiento deportivo sin ser un estimulante propiamente dicho, califican a la moringa como uno de los nuevos adaptógenos.

Prevenir carencias

En el mundo actual, los estados carenciales y subcarenciales son una epidemia. Obviamente, esto es notable en los lugares donde el acceso a los alimentos es un problema pero también, en razón de nuestra desequilibrada forma de comer, las carencias, junto con los excesos, son elevadas allí donde sobran alimentos.

Hoy en día, quienes tenemos la suerte de estar socialmente integrados, tenemos acceso a muchos alimentos malos y baratos que generan todo tipo de problemas de salud como la carencia de los valiosos minerales hierro, magnesio o calcio.

Estas carencias no se deben a la falta de estos nutrientes en todos los casos, más bien a la falta de información a la hora de elegir lo que comemos y al exceso de antinutrientes como el azúcar blanco, los carbohidratos refinados o las proteínas que acidifican la sangre y los tejidos impidiendo la correcta absorción de los mismos, e incluso creando condiciones para su eliminación de los tejidos donde están acumulado -por ejemplo, los huesos liberan el calcio -mineral alcalino- para compensar el exceso de acidez sanguínea, debilitándose de esta manera-.

Por supuesto, estos problemas no serán resueltos únicamente por la moringa ni por ninguna otra planta, sin embargo puede ser muy útil como punta de lanza a la hora de transitar una transformación en nuestro estilo de vida; su consumo nos aporta una cantidad extraordinaria y equilibrada de vitaminas, minerales, ácidos grasos, aminoácidos, polifenoles y flavonoides cuyo mix le otorgan más de una decena de propiedades medicinales bien constatadas.

Todas estas propiedades han convertido a la moringa como uno de los alimentos en los cuales más se han fijado los investigadores para combatir el hambre, o mejor dicho la desnutrición, en el mundo.

 Principios activos de la moringa

Un detalle de sus principios activos contiene los siguientes aportes:

  • Vitamina C: tiene hasta siete veces más vitamina C que las naranjas, tres veces más potasio que los plátanos, cuatro veces más betacaroteno que las zanahorias.
  • Minerales: entre los de mayor presencia destacan potasio, hierro, cobre, calcio, zinc y magnesio.
  • Aminoácidos: destacan metionina (aporte de azufre, regula el colesterol, protege el hígado graso y los riñones, regenera las articulaciones), triptófano (fundamental para la liberar serotonina -hormona encargada de la regulación del placer y el sueño-), arginina (favorece regeneración hepática, muscular y tisular), treonina (necesario para la integridad de la elastina, colágeno, proteínas y esmalte), prolina (esencial para el buen funcionamiento de las articulaciones y los tendones, fortalece los músculos del corazón), trirosina (mejora la memoria, alivia la depresión y promueve el funcionamiento normal de las tiroides), lisina (facilita la asimilación del calcio y es esencial en la formación de los tejidos conectivos) y cistina (brinda protección contra las radiaciones, la contaminación y los procesos de envejecimiento prematuro).

Valor antioxidante

Las hojas, idealmente consumidas frescas o su extracto fitomedicinal, aportan vitamina C, E, betacaroteno, alfacaroteno, luteína, rutina, selenio, zinc, entre otros antioxidantes que contribuyen a reducir el estrés oxidativo que acelera el envejecimiento y predispone a todo tipo de enfermedades.

Calcio en cantidad y calidad

Las hojas frescas, gramo por gramo, contienen cuatro veces más calcio que la leche, si están secas esa cantidad se multiplica a diecisiete.

Junto con el mayor consumo de frutas, verduras, semillas y algas, tomar sol y hacer deporte, la moringa puede ser una eficaz ayuda para proteger la masa ósea y tener huesos fuertes ¡hasta los 100 años!

Alivio para la diabetes

Junto al chef y periodista Pablo Martín hemos escrito un libro muy extenso sobre los cuidados naturales para controlar esta enfermedad: Detené la diabetes (Grijalbo).

Este trabajo muestra un mix de recursos que se potencian sinérgicamente para aliviar esta condición de manera eficaz y entre las maravillas de la naturaleza para este fin, debemos sumar la moringa; entre sus numerosos principios activos encontramos hipoglucemiantes que favorecen el equilibrio de la glucosa sanguínea e incluso que pueden reducir mientras tanto el daño que produce el exceso de azúcar a nuestros sistemas nervioso y circulatorio.

Antiácido natural

El reflujo ácido o enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE) llega a afectar a más del 50% de la población en Estados Unidos y en América y Europa ronda en torno al 20%. Entre sus síntomas podemos citar acidez, ronquera, sensación que el alimento atora la garganta, dificultad para respirar, problemas dentales, mal aliento, tos crónica.

Los medicamentos utilizados habitualmente tienen efectos secundarios y sin embargo se expenden sin receta; con todo, hay ensayos clínicos en los que ni los antiácidos ni los inhibidores de la bomba de protones han demostrado ser más eficientes que un simple vaso de agua.

No pretendo desacreditar la función de estos medicamentos ni la importancia del consejo médico, sin embargo, un buen vaso de agua o un simple protocolo de dos o tres semanas bebiendo un té de moringa junto con una alimentación saludable, pueden ser suficientes para crear las condiciones que permitan restaurar el equilibrio.

A estos sencillos recursos, para mejores resultados, podemos sumarle otros como el Aloe vera, el bicarbonato de sodio o el propóleo.

Protector cardiovascular

Por un lado tenemos los lípidos saludables presentes en las semillas y por el otro una consistente presencia de nutrientes antioxidantes y antiinflamatorios en las hojas.

Digamos que, dados nuevos conocimientos acaecidos por las actuales investigaciones, muchas de las indicaciones dietéticas y, aún más, farmacológicas sobre el colesterol y el metabolismo de los lípidos en general están sujetos a revisión; sin embargo, este escenario de confusión e ineficiencia que se da en el mundo de la medicina alopática no ocurre en el de la naturista debido a que nuestros consejos siempre han estado basados tanto en la ciencia como en la observación de la naturaleza, habiendo imperado la prudencia y la ventaja de haber aconsejado el uso de sustancias reguladoras perfectamente adaptadas durante miles de años a los equilibrios biológicos de la naturaleza humana en unidad con todo el ecosistema.

Desde tiempos lejanos ya encontramos en la bibliografía de la medicina ayurvédica la indicación de la moringa para prevenir placas ateromatosas y regular los lípidos en nuestra sangre; actualmente también se han hecho estudios que afirman estas propiedades.

Se ha observado que, cuando es necesario, las hojas de moringa  pueden elevar el colesterol HDL (conocido como “bueno”) y reducir el LDL (también llamado “malo”). En estudios con animales -con los que en general estoy en desacuerdo como método de investigación por el sufrimiento generado-, se verificó que en conejos alimentados con una dieta alta de colesterol, el uso de las hojas bajo notablemente sus niveles de colesterol y triglicéridos.

Su consumo también es beneficioso para las personas que padezcan hipertensión arterial, la cual si no se trata adecuadamente es muy nociva y conlleva dolor de piernas al caminar, impotencia sexual, problemas de vista, insuficiencia renal, daños del corazón, arritmias, insuficiencia coronaria, angina de pecho, dolor de cabeza, confusión o sangrado nasal.

Potente antiinflamatorio

La moringa es una planta repleta de principios activos antiinflamatorios, destacando los isotiocianatos, los flavonoides y ácidos fenólicos en hojas, vainas y semillas.

De acuerdo a un artículo de Connan Miller en el Epoch Times, titulado The incredible moringa tree:

“Tradicionalmente se ha utilizado por su fuerte acción antiinflamatoria para tratar úlceras estomacales. El aceite de Moringa (a veces llamado Ben) ha mostrado proteger al hígado de la inflamación crónica; su característica única es que, a diferencia de la mayoría de los aceites vegetales, la moringa resiste la rancidez.

Su calidad lo convierte en un buen conservador para los alimentos que pueden descomponerse rápidamente. Se utiliza este aceite dulce para freír alimentos o como aderezo para ensaladas. También de forma tópica para tratar problemas fúngicos, artritis, y es un excelente humectante para la piel”.

Gran aliada de los deportistas

La práctica deportiva, en especial la de alto rendimiento, aumenta la demanda de nutrientes, y pocos alimentos pueden compararse a la moringa en relación a su densidad nutritiva.

Un punto que destaca en la moringa es que potencia la producción de glóbulos rojos y mejora la oxigenación de la sangre, brindando así mejor respuesta y resistencia física.

La práctica deportiva aumenta el ritmo respiratorio y con ello los radicales libres, la degradación muscular y la fatiga; un buen aporte de antioxidantes, como los que aporta la moringa, neutraliza los radicales libres, prolonga la respuesta eficaz y favorece la recuperación.

Como consumir la moringa

Hay mucho más para hablar de la moringa y seguramente retomaremos sobre ella en otros escritos dado el caudal de investigaciones y conocimientos en constante renovación; por el momento les dejo las indicaciones de cómo se recomienda consumirla habitualmente; por supuesto el consejo profesional nos brindará una dosis ajustada a nuestras necesidades.

Podemos optar por su presentación en cápsulas o comprimidos, caso en el cual se tomará según la indicación del fabricante o del prescriptor. También suele venir en gotas, las cuales suelen sugerirse a razón de 30 gotas en un vaso de agua, tres veces al día.

La tisana se prepara con 4 o 5 hojas por taza. Se hierven durante unos 10 minutos, se deja reposar otros 10, se cuela y se bebe. Se suele recomendar un té durante treinta días para obtener buenos resultados; naturalmente, esto variará según la condición de cada uno y el consejo profesional.

También puede consumirse en simple infusión evitando hervir el agua; de esta manera será menos eficaz extrayendo determinados nutrientes pero conservará el valor de otros.

Las semillas también tienen valiosas propiedades, siendo muy ricas en zinc y ácidos grasos monoinsaturados que protegen al sistema cardiovascular; así mismo posee una proteína con la facultad de adherirse a muchas moléculas ayudando a desintoxicar nuestros tejidos, sin embargo no es conveniente consumir más de 3 o 4 semillas al día.

Las hojas frescas pueden consumirse en ensaladas crudas o cocidas para algún relleno, como cualquier verdura de hoja de uso habitual para este fin.

Hay muchas formas de consumir moringa, quien tenga la posibilidad de plantar un árbol en su casa y disponerlo para su consumo fresco, obtendrá sus múltiples beneficios; recuerda, un plantín de moringa también puede ser un excelente regalo para alguien que si disponga lugar para verlo crecer, beneficiarse de él por mucho tiempo y aportar nuestro granito de arena para la salud del planeta en su conjunto.

Espero que esta información te sea útil para considerar la incorporación de la moringa a tu estrategia de salud con plantas medicinales; si este artículo te resultó de interés, te gusta la fItoterapia y te gustaría trabajar como educador en el área, seguramente te interesará nuestro curso DIPLOMADO EN FITOTERAPIA PRÁCTICA.

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Pablo de la Iglesia