
El futuro de la humanidad está aquí, más los intereses en torno a sistemas perimidos lo retrasan a fuerza de tráfico de influencias y corrupción que impone mentiras obsoletas.
Las soluciones, en más escenarios de los que imaginamos habitualmente, están; el obstáculo son los que acaparan fortunas y poder viviendo de los problemas que ellos mismos crean o profundizan.
El conocimiento puede marcar una diferencia que tú puedas aprovechar.
¿Un ejemplo? Puedo empezar por mí mismo: si hubiera seguido los consejos médicos convencionales para tratar la esclerosis múltiple, con seguridad estaría muerto y enterrado hace más de dos décadas.
De ninguna manera digo que tengo un camino fácil para ofrecerle a los enfermos de esclerosis múltiple o que el mío lo haya sido. Pero darme cuenta de esto siendo joven, me permitió dejar de aceptar fantasías macabras que únicamente tienen como propósito “mantener las esperanzas” a un precio muy alto para la salud y la economía de los enfermos.
Podríamos decir lo mismo del cáncer. ¡Todos saben que la quimioterapia no sirve para casi nada! Conlleva muchos más problemas que los poquísimos puntos a favor que podríamos rescatar. Y digo esto como una cortesía, porqué, para ser completamente honesto, jamás recurriría a esas drogas si alguna vez padeciera cáncer.
Con el colesterol y las enfermedades cardiovasculares ocurre igual. De hecho, ¡ni siquiera sabemos si el colesterol es realmente un problema en los términos que se viene planteando! Pero seguimos aceptando fármacos como las estatinas que bajan el colesterol sin saber para qué, mientras crean otros padecimientos peores.
Sin embargo, si sabemos que los aceites vegetales industrializados y el oxicolesterol son peligrosos. ¡Pero no hay una legión de médicos o autoridades sanitarias advirtiéndote de comprar esos aceites de girasol, de maíz, de soja… tan baratos como dañinos! O rogándote que evites la leche en polvo y sus derivados plagados de lípidos oxidados. Mucho menos motivándote a procurar consumir buenos aceites de primera prensada en frio o virgen extra, de calidad artesanal y alejados de la refinería industrial. Como un buen aceite de oliva o de coco virgen extra.
Para tratar diversas enfermedades incurables, la gente suele recurrir esperanzada a tratamientos experimentales muy costosos. ¡Mientras que la medicina natural, barata, segura y ampliamente experimentada, sigue siendo despreciada por quienes más la necesitan!
Cuando, después de unos años de padecerla, me diagnosticaron esclerosis múltiple, al menos ya sabía a qué monstruo me enfrentaba y mirarlo de frente requirió coraje. Pero fue necesario mucho más para aceptar que la medicina no tenía prácticamente nada para ofrecerme y sacar los pies del sistema.
Han pasado treinta años, y más allá de las soluciones fisioterapéuticas, el escenario es el mismo; y agrego, las buenas soluciones fisioterapéuticas suelen ser demasiado costosas, mucho más para una economía en guerra permanente, como la de una persona con una enfermedad crónica, como para hacerle frente a los desafíos de una enfermedad degenerativa. ¡Habitualmente tenemos que ser autogestivos en ello también!
¡No escribo esto para desalentarte! Lo hago para motivarte a despertar todo tu coraje. Para que puedas asumir tu responsabilidad y hacerte cargo de tu vida. ¡No es fácil! Y no busques en mi soluciones infalibles, mágicas o voluntaristas. ¡Esas baratijas a precio de oro se las dejo a los charlatanes!
Lo que puedo garantizarte es que la mayoría de las personas que caminan junto al rebaño, van derecho al precipicio mientras arruinan lo que queda de su vida y llevan a sus familias a la bancarrota. Hay otra batalla, la buena batalla, digna, ecológica, armónica… Una batalla que, quizá más tarde y con mejor calidad de vida, también nos tocará perder; más si al finalizar el día lo hacemos con una sensación de paz por haber dado lo mejor de nosotros, con seguridad, ese será el estado con el que nos despediremos de este mundo.
Pablo de la Iglesia