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La confusión vegana aporta más a la confusión de siempre que veganismo transformador y evolutivo.
En los últimos tiempos, la sociedad se ha visto afectada por la polarización y el surgimiento de nuevas formas de fanatismos. Resurgen los extremismos por doquier y los estilos de vida potencialmente saludables también se han visto contaminados por esta anarquía ideológica; anarquía ideológica que, en lugar de trascender las grandes ideologías y expandir la consciencia, nos tiende a focalizar en reductos más pequeños y excluyentes.
Vemos también la exacerbación de una manifestación de una subcultura vegana que ha apelado a metodologías de escrache a quienes eligen un churrasco, un huevo o una pizza. Una minoría ruidosa y desagradable, pero una minoría al fin.
Si analizamos en detalle los hábitos de estas personas, en general no son auténticos veganos; a lo sumo meros creyentes en un ídolo que no conocen y al cual le rinden culto con oraciones y tributos de leche de soja ADES, galletitas OREO y otros desechos de la industria alimentaria.
El veganismo debería estar enfocado en crear salud; es completamente ridículo rendirle culto a alimentos que fomentan la destrucción planetaria.
¿Esto es realmente compasivo?
Pensando en la confusión vegana, se me ocurre una pregunta para los comedores de milanesas de soja transgénica y mayonesa Hellman’s “sin ingredientes animales”:
¿Cual es el propósito de salvar una vaca, un pollo, incluso el embrión de un pollo, si con esos hábitos se destruye la Madre Tierra que es la forma de vida que nos sustenta a todos?
¿Esto es vegano? Yo diría que aquí no te comes directamente un animal, pero si incluimos al veganismo dentro de las corrientes naturistas y su espíritu armonioso con la naturaleza, definitivamente no lo es.
Separando la paja del trigo
Entonces: es vegano pero no es naturista. Es vegano pero no es sano. Es vegano pero no amigo del medio ambiente. Y, si lo miras bien: es vegano pero no es compasivo con los animales.
Yo no tengo interés por juzgar ningún comportamiento, simplemente poner las cosas en su lugar y desacreditar argumentos de fanáticos portadores de una supuesta superioridad moral.
Sobre esto nos hemos explayado un poco más en ¿El veganismo puede salvar al planeta?
Comerte una ensalada de vegetales frescos producidos por ti o adquiridos en la verdulería, es naturista y vegano.
Comerte un churrasco o un huevo de gallina feliz, es naturista y constituyen alimentos que definitivamente pueden entrar o no en un enfoque terapéutico de naturopatía alimentaria. Especialmente si el churrasco es producido dentro de un sistema de agricultura regenerativa como la que propone Joel Salatin en su libro “Esto no es normal” (Diente de León).
¿Ultraprocesados veganos?
Comerte una Hellmann’s de la refinería industrial no le aporta nada a tu organismo. Sus desechos van a contaminar mares y ríos dañando la integridad de los animales marinos. Dañan la tierra y comprometen la integridad ambiental por décadas.
Los ultraprocesados no tienen nada que ver con el veganismo, el espíritu naturista, la conciencia ambiental y el respeto a la naturaleza -la madre de todos los animales que los veganos pretenden proteger-. ¿Es vegano? Puede ser si consideramos vegano a quien no se come un animal y lo exculpamos del impacto de sus desechos. Es vegano pero desprovisto de todas las buenas virtudes del buen veganismo.
Alimentación consciente
Repito, no es mi intención hacer un juicio de valor sobre este comportamiento; cada uno coma que coma lo que quiera.
Simplemente digo: esto es dañino para la salud, aún más para el medio ambiente y dista de ser compasivo con los animales.
Mucho más dañino que un churrasco de pastoreo, agroecológico y de producción regional. ¡Pero mucho más! Y si ese churrasco es consumido por personas conscientes que valoran la calidad por sobre la cantidad, ¡mejor aún!
Frugalidad y calidad es una excelente fórmula para mejorar la salud, cuidar el planeta y ser respetuosos con toda la vida.
Luego, se vegano, macrobiótico, paleolítico, ¡lo que quieras! Encontrar nuestro mejor estilo alimentario es un hermoso desafío en el que me encanta acompañarte.
Con comida sana y de verdad. Y sin ninguna pretensión de superioridad moral.
Si te cuida a ti, cuida al planeta. Si cuida al planeta, nos cuida a todos los que vivimos en el.