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Inflamación crónica de bajo grado: ¿porqué te hace engordar?

La investigación muestra que lo que comemos es un contribuyente significativo a la inflamación crónica y nuestra salud intestinal. 

El dolor crónico es un problema creciente en los Estados Unidos.

La gente trata de superar el día a día mientras luchan con condiciones como la artritis, fibromialgia, dolores de espalda y más.

Muchos buscan alivio mediante fuertes medicamentos recetados y, aunque esto puede ofrecer alivio, también puede provocar efectos secundarios no deseados.

Para aquellos que prefieren encontrar otra solución más natural, es esencial comprender la conexión que existe entre la inflamación y el dolor y la comida que nos llevamos a la boca.

Las dietas llenas de cosas como gluten, grasas trans, lácteos pasteurizados, maíz (incluidos los edulcorantes de maíz) y la soya son la fuente del dolor y la inflamación.

La misma inflamación que ocasiona otras afecciones médicas como el sobrepeso y la obesidad.

Sobrepeso, obesidad e inflamación crónica

Si estás luchando con tu peso, aunque hayas reducido las calorías que consumes, estés haciendo ejercicio regularmente y hayas dejado de comer después de las 8 p.m., ¿te has preguntado porqué todavía cargas con todo ese peso extra alrededor de la cintura?

Simplemente podría ser que independientemente de lo arduamente que estés luchando para perder ese exceso de peso, tu cuerpo esté luchando para mantenerlo.

¿Porqué tu cuerpo se aferra al sobrepeso?

La causa puede ser una inflamación crónica de bajo grado causada por los alimentos que estás consumiendo.

Para entender como una cosa tiene que ver con la otra, primero debemos comprender que es la inflamación crónica.

La inflamación crónica es la respuesta inmune desconcertada y perpleja que produce tu cuerpo a tu entorno.

Este entorno incluye una mala alimentación, estrés, alérgenos y sustancias tóxicas.

La investigación muestra que lo que comemos es un contribuyente significativo a la inflamación crónica y nuestra salud intestinal.

Otros factores  que contribuyen a la inflamación crónica incluyen un estilo de vida sedentario, el estrés crónico y vivir con infecciones ocultas (incluyendo cosas como enfermedades de las encías).

Todos estos factores desencadenan esta inflamación invisible que se extiende profundamente dentro de nuestras células y tejidos.

Piensa en ello como un fuego ardiente que alimentamos cada vez que comemos los alimentos equivocados.

Y cuando las citoquinas que responden a esta inflamación invisible inundan el torrente sanguíneo,  pueden provocar una inflamación sistémica que a su vez puede provocar enfermedades cardiovasculares.

Los depósitos de colesterol se adhieren al revestimiento de los vasos sanguíneos inflamados y crecen como una capa de grasa que puede llevar a bloqueos y coágulos de sangre  que a su vez pueden provocar un ataque cardíaco.

Con el tiempo, la respuesta inflamatoria continua a nuestra dieta provoca problemas digestivos y aumento de peso.

Tomado del libro La dieta antiinflamatoria de Jason Michaels

Además de la lectura del libro mencionado, puedes comenzar con los siguientes artículos:

 ➡  Alimentación consciente: primeros pasos

 ➡  Reducir la inflamación sin fármacos