
El veganismo puede salvar al planeta, también puede destruirlo. Y lo mismo ocurre cuando optamos por un estilo de alimentación omnívoro.
¿El veganismo puede salvar al planeta? Pienso que el secreto, más allá de nuestro estilo alimentario elegido, es desarrollar una cultura regenerativa.
Me encanta el veganismo como recurso; en mis libros siempre lo he recomendado como una de las mejores alternativas para cuidar la salud.
Pero me entristece cuando se hace de ello una religión basada en dogmas típicos, absurdos e incuestionables.
Uno de ellos, que circula con fuerza, es:
El veganismo puede salvar al planeta del calentamiento global.
Esta es una verdad a medias y, si la tomamos literalmente, únicamente cambiaremos un monocultivo mental por otro.
Hay que estar atentos al discurso que normalizamos, de lo contrario, nos libraremos de unas creencias para caer presos de otras.
Es posible, por supuesto, que el veganismo puede salvar al planeta. Especialmente cuando se practica un veganismo que abraza también la búsqueda de la salud. El diseño de la naturaleza ha dispuesto que salud y ecología vayan de la mano.
Lamentablemente, con frecuencia no es así y es tan solo una mirada apresurada e improvisada.
No hay verdad, tan solo percepción
Las comparaciones son odiosas, pero inevitables para establecer contrastes.
Si estás dando los primeros pasos debes preguntarte:
- ¿qué veganismo?
- ¿comparado con qué?
No te voy a mentir, personalmente me planteo una alimentación consciente y estas preguntas no son más que un ejercicio, casi un entretenimiento.
Sin embargo puedo observar que para muchas personas son muy importantes; necesitan protocolos, aún no están preparados para el libre albedrío.
Si dejas de identificarte con una filosofía puedes buscar las respuestas con integridad de acuerdo a valores personales identificados y en tu propia escala; ellas llegarán y en muchas ocasiones serán diferentes según los escenarios diversos que te toque ir viviendo.
Si realmente aún deseas abrazar el veganismo por razones filosóficas, perfecto. Tan solo ten presente que no tienes necesidad de justificarlo científicamente y mucho menos con hipótesis mezquinas e interesadas.
Tan solo eliges que no deseas comer animales y punto.
Ahora bien, si lo que buscas es proteger a los animales, el asunto es diferente.
Si desayunas leche de soja con galletitas industrializadas, la diferencia no está en los animales sino en cuales animales. Es decir: los que te comes, los que mueren para producir lo que comes, los que mueren por los desechos de lo que comes.
¿Comprendes la diferencia?
Únicamente buscamos cómplices. Y compartir la culpa.
Y no estoy juzgando, únicamente planteando el asunto como es.
Ignominiosos ultraprocesados
Los ultraprocesados son más dañinos para el planeta, la salud y los animales que comer un huevo agroecológico o carne de pastoreo.
En “La confusión vegana” hemos visto que el veganismo vacío de razón y cuestionamiento, puede ser otra forma de destrucción debido al consumo de alimentos ultraprocesados y sus desechos.
El veganismo puede estar edificado sobre hábitos desastrosos para la salud si optamos por ultraprocesados. Además encontramos que son contaminantes para el planeta por sus envases descartables y pésimos para los animales que los confunden con alimentos o son atrapados por ellos.
¿ Si o no?
Definitivamente, un churrasco de carne regional de pastoreo con ensalada y un vaso de agua con limón es mucho más sano para el cuerpo, el planeta y los animales que una milanesa de soja Granja de Sol con mayonesa Hellmans y Coca Cola Zero. ¿O no?
Todos alimentos muy veganos y que muchos practicantes en modo secta celebran mientras hacen un escrache a unas familias que comen tranquilamente en una parrilla de Buenos Aires.
No, no es una perogrullada, nada más navegar un rato por las redes sociales para encontrarse con gente a raudales que abrazan estos hábitos y tienen un insoportable discurso moralizador y despreciativo contra los “abominables comedores de carne”.
Comportamiento anormal seguramente predispuesto por carencias de B12, ácidos grasos esenciales y otros nutrientes escasos en sus dietas ultraprocesadas.
¿El veganismo puede salvar al planeta? En este caso, NO.
Esclavos de nuestras creencias
Podemos comer de muchas maneras y estar saludables, pero no podemos vivir comiendo ultraprocesados y tener buena salud.
Estos pensamientos son tan reduccionistas como aquellos que todavía insisten en que si no comemos carne o derivados animales nos faltarán proteínas, hierro, B12 o vaya a saber que.
Ya sabemos que tanto la producción animal como vegetal a escala industrial, sin consciencia ambiental y al servicio del consumismo zombi, son las puertas al desastre.
Entonces, ¿el veganismo puede salvar al planeta? SI. ¿Y a destruirlo? TAMBIÉN.
¿Puede el consumo de carne contribuir a destruir el planeta? SI. ¿Y a regenerarlo? TAMBIÉN.
Es una cuestión de enfoque productivo y actitud de consumo; en absoluto una guerra de fanáticos procurando imponer sus medias verdades.
Por eso afirmo que hay una guía trascendente a estas visiones: CULTURA REGENERATIVA.
Cultura regenerativa
La cultura regenerativa es una cuestión de actitud ante la vida que no se limita a nuestra forma de comer.
Simplemente, para despertar el sentido crítico y racional, veamos que hay formas de ser omnívoros que son mucho más sustentables y compasivas. De manera particular si miramos lo que más importa: la tierra como un organismo único e indivisible.
No se trata de seguir siendo parásitos que comen carne o que comen vegetales, se trata de dejar de ser parásitos del planeta.
Para ello hay que subirse a una verdadera escalada virtuosa de consumo evolutivo que habilite una cultura regenerativa del medio ambiente.
Les dejo una conversación entre el Dr. Mercola y Joel Salatin, autor del libro “Esto no es normal”. Sin intención de convencer de algo, simplemente para pensar y abrir nuestras cabezas para que funcionen mejor.
Concluyo el artículo sin concluir mi pensamiento
Entonces, ¿el veganismo puede salvar al planeta?
El veganismo bien entendido es una valiosa herramienta para salvar al planeta, definitivamente no la única y no siempre.
Hay otros modos de hacerlo y bienvenidos sean todos, porqué si hay algo que fortalece el jardín de la vida es la diversidad .
El secreto más importante está en los alimentos frescos e integrales.
Mejor si son agroecológicos.
Y aún más si son regionales.
La mirada que nos brinda el concepto de cultura regenerativa puede ser de gran ayuda para discernir con más eficacia.
Pablo de la Iglesia