🧐 Alguien me preguntó: “¿Crees en el bicho?”; “¡Creo en la libertad!”, le respondí.
La plenitud no está en los límites de la creencia
Es el tipo de preguntas que me causan una gran tristeza porque refleja el estado de cosas que polariza a unos en su creencia ciega en el sistema sanitario y a otros en el negacionismo de todo lo que de este salga. No a todos, y ni siquiera presume de comprender porqué me lo han preguntado, pero tratar de entenderlo es un ejercicio que tiene alguna utilidad para entender este escenario de facciones.
👉 Realmente es una respuesta que no tiene la menor importancia; sea cual sea, no cambia la forma en que me cuido; como ejercicio intelectual “creer” no suma, más bien resta; te limita, te encierra en preconceptos, condiciona tus búsquedas: “crees en las vacunas” o no “crees en las vacunas”, por ejemplo, y una vez que asumes una postura no indagas más, cancelas tu espíritu crítico.
👉 También están los que “no creen en el bicho” porque les encantan las teorías conspiranoicas y sobran la situación mientras toman Coca Cola, comen Doritos con mayonesa Hellmans vegana y todo tipo de ultraprocesados que agravan la inflamación crónica. Después, cuando les da una infección y les diagnostican “el bicho”, son los primeros en salir a decir “yo no creía pero esta enfermedad es terrible, ¡por favor tomen conciencia!”. ¡Qué irresponsables! Terminan desacreditando todo el trabajo que intentamos hacer quienes amamos la salud, la medicina natural y una ética de cuidado permanente de nuestra salud, la de la sociedad y el planeta.
👉 Hay cosas que sé, cosas que no sé… Y en este caso, con tanta información confusa, tanta manipulación evidente, realmente no sé cual es el estado de cosas del “bicho”; claramente estamos ante un escenario confuso y en el que las autoridades y líderes mundiales buscan crear más confusión. Punto; me niego a sacar conclusiones en base a indicios, especulaciones o afirmaciones de aquellos que tienen la capacidad de leer la mente de Bill Gates o George Soros…
👉 Científicamente hablando; creer o no creer es más de lo mismo: la superstición de unos que los hace abrazar ciegamente las políticas sanitarias establecidas y la superstición de los otros que les hace negarlo todo. Personalmente busco una tercera posición evolutiva, basada en el pensamiento crítico permanente -y aún más crítico de las ideas que abrazo momentáneamente- y la búsqueda sincera del mejor conocimiento -venga de donde y de quien venga-.
Los creyentes son personas cegadas a una parte de la realidad y el día que no estén junto a ti, comprenderás que son fanáticos peligrosos que atentan contra la libertad que protege la diversidad. Por eso, puedo trabajar con uno u otro bando, según las circunstancias y lo que el mejor llamado de mi conciencia indique, pero NO PERTENEZCO A NINGÚN BANDO.
Certezas perecederas
👉 Lo importante pasa por otro lado, donde hay certezas. Tengo la certeza que:
- Si estimulo mi inmunidad natural, mis posibilidades de padecer CUALQUIER infección se reducen, mientras que las de sobrevivir sin secuelas aumentan.
- Puedo lograr este propósito, se que puedo recurrir a muchas sustancias seguras, que han sido investigadas y que funcionan; también que las puedo usar sinérgicamente y que puedo seguir aprendiendo para buscar mejores resultados.
- Si cuido mi salud, si controlo mi inflamación con buenos hábitos y potencio mi inmunidad natural, puedo enfrentar mucho mejor cualquier “bicho”.
- Cuando me voy acercando a un estilo de vida armónico con la naturaleza, me protejo de cualquier “bicho” y las causas potenciales de cualquier enfermedad se reducen.
👉 Todos estos son hechos, escenarios maduros y seguros. Las creencias se las dejo para los políticos, los médicos, los epidemiólogos… ¡No todos!, por supuesto; tan solo los que casualmente están diseñando las políticas sanitarias globales y partiendo de indicios e incertidumbres pretenden elaborar certezas que imponen dañando a la sociedad como si estuviéramos en una auténtica guerra global contra no se quien y por las dudas.
Más libertad y menos creencias
Las creencias son inevitables, creo, pero la búsqueda comprometida de la libertad me permite ir acotándolas.
👉 Por eso no creo ni dejo de creer en el bicho. Tan solo indicios que me guían por una camino del cual abrazo las mejores certezas, sigo estudiando y poniendo en práctica buscando mejores resultados. Creer o no creer te libera del compromiso de la búsqueda permanente, del cuestionamiento de las ideas porque han enquistado en creencias.
Si crees en el bicho, está bien. Si no crees en el bicho, está bien. Si tienes una posición de incertidumbre que busca respuestas en los hechos más allá de las creencias, está bien. Lo importante es lo que tú creas o dejes de creer -y no esa absurda adicción obsesiva de influir en la definición del pensamiento de los demás- y que vas a hacer al respecto. ¡Punto! Simple y sin conflictos generados a partir de ti; tan solo responder con integridad, cuidarnos dando lo mejor de nosotros y dejar vivir en paz al resto.
Hay un espantoso anuncio del gobierno argentino que lo único que logra es encender la discordia social poniéndonos a unos contra otros, haciendo del irrespeto y la intolerancia una cultura nacional; veámoslo:
¿Mi opinión? La chica del barbijo no le hace mal a nadie. Pretende marcar los vasos para que cada uno tome del suyo; puede que a algunos de los presentes no lo consideren importante, pero a nadie le hace daño asumir ese patrón de comportamiento. Ella usa barbijo pero no le impone a nadie que los use; en todo caso, los riesgos de la hipoxia quedan en su haber. Y aunque no es parte de la solución, yo no veo problema en ello.
Los que se ríen de ella son unos estúpidos e insensibles que van a tomar champagne y comer alimentos ultraprocesados; sin duda, son parte del problema.
El peor de los problemas que veo es el gobierno argentino que aviva el fuego de la discordia, que hace de la intolerancia una política de estado y se pierde una nueva oportunidad de educar desde la concordia en aquellos temas que son realmente importantes e ignoró desde siempre. ¿Comprendes? Si estás enquistado a una creencia o en un bando, probablemente te resulte difícil comprenderlo; lo entiendo. ¡Rezo para que tú y todos nosotros nos liberemos de tantos condicionamientos que nos hacen pretender encasillar a la humanidad en el molde de nuestra elección!
Te mando un abrazo de libre pensador… que todavía no logra definir con precisión que es la libertad, pero sigue buscando el punto en que mi libertad es compatible con la del otro. No hay otra manera que el reparto justo y equitativo de la misma.