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¿Cómo generar menos residuos en nuestro hogar?

CÓMO GENERAR MENOS RESIDUOS EN NUESTRO HOGAR / Cada uno de los ejemplos compartidos hasta aquí, conlleva un aprendizaje para generalizar a cada una de nuestras elecciones de consumo y volvernos ciudadanos más responsables y eficientes a la hora de ser guardianes del planeta.

En primer lugar, afirmemos que lo que llamamos basura, en realidad es un recurso desaprovechado.

Naturalmente, nuestro propósito individual y colectivo debe ser producir la menor cantidad de desechos y, de esta manera, liberar un mayor potencial para reutilizar y reciclar aquellos que hoy nos resultan inevitables.

Sin duda, uno de los pilares con más potencial para sanear el planeta, es establecer estrategias personales y familiares para generar menos residuos en nuestro hogar.

Veamos algunos ejemplos bajo el paradigma conocido como REDUCIR, REUTILIZAR y RECICLAR.

¿Por qué es importante enfocarse en reducir como paradigma de gestión de los residuos?

La intervención más importante es REDUCIR; al volvernos consumidores conscientes vamos a reducir la generación de residuos y cortamos los problemas de raíz.

La manera más radical de reducir es rechazar todos aquellos consumos innecesarios; esto implica un cambio profundo en nuestro comportamiento consumista en búsqueda de placer efímero y en su lugar se busca un consumo inteligente de satisfacciones vinculadas al desarrollo integral como individuos que se sienten conectados con la matriz de la vida.

Cuando REDUCIR se vuelve tanto un patrón de conducta individual como colectivo, estamos ante la posibilidad de aspirar al “residuo cero”. Ante una elección, buscaremos una alternativa cuyos desechos sean más biodegradables y/o que tengan un tratamiento eficaz en nuestro municipio; por ejemplo, si somos consumidores conscientes, siempre procuraremos evitar los envases de plástico, sin embargo, si nuestro municipio recicla el plástico para hacer composteras o ladrillos plásticos de construcción en seco, la opción de consumo que lo desecha puede ser aceptable como un comportamiento de transición.

¿Cómo reducir desechos vinculados a la alimentación?

Muchas personas consumen yogur: yogur con azúcar, yogur con edulcorantes, yogur con frutas, yogur dietético…

Cuando compramos un yogurt en el supermercado, estamos adquiriendo un producto elaborado lejos, que ha sido transportado en camiones, que ha sido almacenado en depósitos y una larga cadena de eventos de comercialización que suman presión ambiental; cuando desechamos el yogurt, generamos más residuos, mayormente plásticos, que suelen terminar en los mares ahogando estos sistemas.

Si en lugar de comprar el yogurt, lo hacemos en casa y lo almacenamos en envases de vidrio que podemos utilizar hasta que se rompan accidentalmente, no solo podemos ahorrar dinero y consumir un alimento más saludable, sino que también le quitamos toda la presión ambiental previa y posterior a su consumo.

Si trasladamos la misma lógica a todos los alimentos ultraprocesados que consumimos, empezaremos a tomar conciencia del gran impacto positivo que podemos crear con decisiones que aparentemente son pequeñas.

¿Cómo reducir desechos vinculados a la higiene personal?

Cada vez que compramos dentífrico, adquirimos un producto que también ha pasado por toda la cadena de comercialización de forma similar al yogurt y, al final de su vida útil, también terminamos desechando un envase que no se degradará durante cientos de años.

En su lugar, podemos utilizar bicarbonato de sodio. Nos ahorramos los colorantes, conservantes, saborizantes, edulcorantes y el flúor presente en el dentífrico, con la ventaja de tener menos poder abrasivo del esmalte que la mayoría de las presentaciones comerciales, tiene un mayor poder bactericida que permite un mejor control del sarro y mantiene los dientes más blancos de forma natural. Además, el bicarbonato se puede utilizar como desodorante.

Con la higiene bucal, también podemos evitar los hilos dentales convencionales que están hechos con teflón, un material altamente contaminante y cancerígeno, y, en su lugar, buscar en tiendas especializadas un hilo dental elaborado con tejidos naturales. Cuando nos informamos acerca de como generar menos residuos en nuestro hogar y lo llevamos a la práctica, ¡no solo estamos cuidando el medio ambiente, sino que también lo hacemos con nuestra salud!

¿Cómo reducir desechos vinculados a la limpieza del hogar?

Las esponjas de cocina se degradan muy lentamente cuando las desechamos; además, cuando las compramos, suelen venir en envases plásticos que también descartamos. Y esto sin contar que están diseñadas para durar cada vez menos. 

En su lugar, podemos adquirir lufas, más conocidas como esponjas vegetales. Las esponjas vegetales cumplen la misma función en la cocina y también podemos utilizarlas en el baño; cuando terminan su vida útil, su degradación es rápida y limpia, incluso podemos arrojarlas al compostero.

Es más, la lufa es una cucurbitácea, cuyo cultivo es similar al del zapallo, el zapallito de tronco o el zucchini, al cual se parece mucho, pero de mayor tamaño. La lufa, antes de convertirse en esponja, es una cucurbitácea comestible; si le damos espacio y cuidamos bien la planta, podemos comer unas cuantas durante el verano y antes del invierno recoger las esponjas que necesitamos hasta el año entrante y algunas más para regalar y conspirar a favor de la Madre Tierra.

Otra alternativa para reducir la cantidad de residuos que generamos, es acudir a los negocios que venden materiales de limpieza a granel y llevar nuestro propio envase cuando compramos detergente, jabón de la ropa, suavizante, etc; en el peor de los casos, y aun cuando no llevemos nuestro propio envase, generalmente nos darán uno que antes ha albergado una gaseosa o un jugo comercial. No es lo ideal, pero le damos un segundo uso a algo que ya estaría en un vertedero.

Si deseamos ir más allá, también podemos fabricar nuestros propios productos de limpieza caseros elaborados de forma natural y perfectamente ecológica; un ejemplo es el jabón para la ropa elaborado a partir de una planta muy común: la hiedra o Hedera helix.

La hiedra es una planta que crece con gran facilidad y pocos cuidados; tiene un gran contenido en saponinas, compuestos similares al jabón que podemos extraerlas con facilidad.

A continuación, comparto el método de preparación de Nitdia Aznárez, coautora de los libros “Criar desde el corazón” y “Montessorízate”:

  1. Recoger 50 o 60 hojas de hiedra.
  2. Trocear un poco las hojas (con unas tijeras o cuchillo) para exponer más superficie.
  3. Ponerlas en un litro de agua y hervir a fuego lento durante 15 minutos.
  4. Dejar reposar la decocción durante toda la noche (12-24horas).
  5. Colar el líquido marrón y desechar las hojas (materia orgánica) en la pila de compost.

Y la autora agrega:

En verano, guardo la decocción en el frigorífico BIEN ETIQUETADA. No queremos que nadie se la beba… en ocasiones, cuando mis macarrons eran más pequeños, he «precintado» las botellas usando un poco de film o cinta adhesiva alrededor del tapón.
Hay quien guarda la decocción durante un par de semanas, pero en casa, con tanta gente y tanto jugar en el bosque, no nos ha durado nunca tanto.

Se utiliza a razón de un vaso de la decocción en el cajón del detergente; algunas personas que la utilizan, prefieren este jabón líquido para la ropa de color; para ropa blanca, se puede recurrir al bicarbonato de sodio y/o el vinagre.

Reutilizar

¿Cómo transformar desechos en recursos a partir de nuestros hábitos alimentarios?

Volvamos al ejemplo del yogurt. Yo no consumo yogurt -ni golosinas, gaseosas, etc-. Por un lado, porqué detesto esos envases plásticos que después andan contaminando el planeta; por el otro, por si eso fuera poco, porque además son alimentos ultraprocesados repletos de aditivos y azúcares que dañan mi salud. ¡Malo para el planeta, malo para la salud!

Quizá, si has leído esto y te ha impactado, hayas decidido que tu compra de yogurt previa a este saber, ha sido la última. ¡Bien, procura darle una vida útil prolongada a ese pote de plástico! Puede hacer plantines, guardar tornillos… Si, más temprano que tarde, con suerte terminará en un vertedero, en el peor de los casos, en el mar.

Pero a partir de ahora, cuando vayas al supermercado, puedes hacer como yo, qué, ante dos opciones similares, compro un aceite de coco que tiene un envase lindo, una tapa práctica y las etiquetas salen con facilidad; después de un lavado, me queda un vasito que utilizaremos cientos de veces para albergar yogures y postres muy saludables. ¡Desde esta perspectiva, el aceite de coco no es tan caro!

¿Cómo transformar desechos en recursos reutilizando aparatos electrónicos?

¿Esa PC con Windows ya no se actualiza más y es un cacharro inaguantable? Una solución es tirarla y comprar otra, pero ya sabes las consecuencias. Otra forma de prolongar la vida útil de esa máquina es cambiarle el sistema operativo; los sistemas Linux son gratuitos, siempre legales y duran, duran y duran…

No te voy a mentir, si yo fuera un productor de música, diseñador gráfico o editor de videos, hay algunas aplicaciones que echarás de menos; yo soy escritor y el estándar de la industria para trabajar en equipo es Microsoft Office y cuando lo hago con los programas ofimáticos de Linux, me da algunos problemas el trabajo en equipo. ¡Pero aún en estos casos amerita una reflexión!

Para la mayoría de la gente, que puede utilizar el ordenador para las redes sociales, leer correos electrónicos, escribir una carta, ver Netflix o llevar la contabilidad, ¡Linux va de maravilla! Y de esta manera le damos una nueva vida a nuestra vieja computadora, ahorramos dinero y evitamos un montón de residuos difíciles de reciclar.

Reciclar

¿Sabías que el aceite que desechamos se mezcla con el jabón espumado tapando las cañerías y creando problemas en los desagües y las plantas de reciclaje? ¿Y qué también, cuando se queda atascado en tramo doméstico es un precioso alimento de cucarachas y otros insectos que se instalarán en las prósperas condiciones que les ofrece tu casa? También contamina los cursos de agua, privándolos de oxígeno.

Una opción es desecharlo correctamente tal como lo indica tu municipio; es habitual que lo utilicen para hacer biodiesel que genera menos emisiones que el gasoil mineral.

Algunos de los usos más comunes es fabricar jabones o velas. Otro uso menos conocido es engrasar las bisagras; su efecto durará menos que el aceite mineral, ¡pero es gratis y ecológico! También puede ser muy útil para proteger los muebles de madera que no estén barnizados; esto funciona tanto en interior como en exterior.

La opción que más me gusta es reciclarlo para hacer pinturas o barnices ecológicos; con cera de abeja y tintes naturales, no solo se puede ahorrar un montón de plata en esta asignatura, sino que vas a evitar toda la carga tóxica con la que impregnan el hogar y evitamos un montón de envases plásticos ya que la podemos preparar en uno reciclado.

Cada uno de los ejemplos compartidos hasta aquí, conlleva un aprendizaje para generalizar a cada una de nuestras elecciones de consumo, generar menos residuos en nuestro hogar y volvernos ciudadanos más responsables y eficientes a la hora de ser guardianes del planeta.

Pablo de la Iglesia