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Más de 30 años con esclerosis múltiple

Las personas con enfermedades graves como la esclerosis múltiple van llegando a mi tras haber leído mis libros, por algo que han visto en Internet, pero mayormente por el boca a boca.

Con el paso de los años mi trabajo se ha vuelto muy conocido y algunos escuchan historias épicas de como he superado esta enfermedad.

Tan conocido me he vuelto, que en los últimos años he buscado mil maneras de esconderme, de pasar desapercibido y, de alguna manera, de evitar mayor reconocimiento público que viene a golpear mi puerta una y otra vez; incluso, en varias ocasiones, he pasado por una persona verdaderamente antipática con tal de preservar mi intimidad y paz existencial.

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Protectores solares naturales

Protectores solares naturales

Los protectores solares naturales son un recurso para aproximarnos al sol de manera inteligente y consciente.

Ya vamos tomando consciencia que no es una cuestión de todo o nada y que cuando se trata de sol, hay que saber aprovechar sus propiedades salutíferas con inteligencia. Y sentido común.

Una de las percepciones que se han generalizado gracias al incansable trabajo de muchos divulgadores de buena información para la salud, es que la era de los protectores solares tal como los conocemos ha generado más perjuicios que beneficios y está llegando a su fin; bueno, debería…

Aún queda mucha gente desinformada -incluyendo profesionales de la salud- pero este recurso ya está, o debería estarlo, en desuetudo. Sin duda es imperativo cuidar la piel, pero este no es el camino, la inmensa mayoría de los protectores solares vienen repletos de sustancias químicas tóxicas que incluso fomentan aquello de lo cual pretenden protegernos: el cáncer de piel. ¡Y por el simple hecho de repeler los beneficios del sol!

Como si esto fuera poco, la oxibenzona, una sustancia utilizada de manera generalizada en los protectores solares por su capacidad para absorber la luz, estaría matando los arrecifes de coral maduros y, en su etapa de desarrollo, afectando su ADN provocándoles deformidad. Como consecuencia de ello ya hay un fuerte movimiento científico y ciudadano reclamando su prohibición.

La misma oxibenzona también penetra en nuestros tejidos a través de la piel y actúa como disruptor endocrino generando -o predisponiendo- a todo tipo de trastornos hormonales; los protectores solares naturales son una demanda urgente para proteger tu salud integral.

Lo dice la FDA, lo dice la IARC

Las normas de seguridad de protección solar de la FDA, ya en el 2007. afirmaban:

“La FDA no tiene conocimiento de los datos que demuestran que el uso de protector solar como método exclusivo ayude a prevenir el cáncer de piel.”

Es decir, claramente nos están diciendo que no sirve para nada, y, agrego, además, que son tóxicos y nocivos. ¡Y quieren igual!

La Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC) concuerda con esto y recomienda ropa de tejidos naturales, sombreros y sombra como principales obstáculos a la radiación UV y sostiene que “los protectores solares no deben ser la primera opción para la prevención del cáncer de piel y no deben ser utilizados como el único agente para la protección contra el sol”.

¿Lo sabías? Convengamos que son expresiones de dos organizaciones muy conservadoras y proclives a sostener el statu quo del sistema sanitario.

Alternativas naturales

Los tóxicos en los bloqueadores solares y la importancia del sol para gozar de buena salud y bienestar son hechos fácticos. Aun así, mucha gente sigue consultando sobre que sustancia pueden utilizar para reemplazar el protector solar y, realmente, los mejores recursos son ropa de tejidos naturales, gorras con viseras, gafas de sol y sombra; en cuanto a los cosméticos bloqueadores con ingredientes tóxicos: los venenos no se reemplazan. ¡Y punto!

Pero procuraremos ampliar las opciones, aunque sabemos de antemano que la insatisfacción, el miedo y la ansiedad son enfermedades de la mente que no se curan con más conocimiento sino dejando de ser un obstáculo para que la inteligencia pura nos atraviese.

¿Cómo? Observa a tu perro y a tu gato, ellos comprenden inmediatamente lo que les conviene sin siquiera leer el periódico. Pongamos el conocimiento al servicio de la inteligencia; ellos hasta prescinden del conocimiento y les va muy bien.

¿Qué es el Factor de Protección Solar (FPS)?

El Factor de Protección Solar (FPS) es un índice que sirve para calcular el tiempo máximo que una persona puede estar expuesta a la radiación ultravioleta (RUV) sin recibir una dosis de eritema mínima o enrojecimiento.

En primer lugar, si nuestra alimentación está basada en azúcar, alimentos industrializados, ultraprocesados, fritos, con edulcorantes y glutamato, nuestra primera línea de defensas contra los potenciales daños del sol, estará sin los recursos necesarios para mantener el equilibrio. Lo digo de otra manera: el sol no es lo que nos enferma, si nuestro estilo de vida es tóxico YA ESTAMOS ENFERMOS… al menos, le hemos abierto todas las puertas para que la enfermedad se apodere de nosotros.

Hay algunas sustancias que funcionan muy bien cómo protectores solares naturales -algunas más fáciles de conseguir que otras-; algunas tienen un nivel de FPS importante, otras menos potentes pero utilizadas con criterio son muy útiles y brindan beneficios agregados. Veamos.

Aceite de semilla de frambuesa

FPS entre 30 y 50 FPS; además contiene un valioso aporte de ácidos grasos poliinsaturados -Omega 3, 6 y 9-, antioxidantes naturales (tocotrienol, tocoferol, carotenoides). Proteger de los rayos ultravioleta, contribuye a mantener la salud de la piel, prevenir el envejecimiento prematuro y mantenerla hidratada.

Aceite de semilla de zanahoria

30 FPS; de milenaria presencia en la Medicina Tradicional China como vermífugo, antiséptico, hidratante de la piel o simplemente para masajes mezclado con otros vehículos portadores -aceite de almendras, jojoba, germen de trigo o coco-.

Aceite de Germen de Trigo

20 FPS; siempre es oportuno verificar que se trate de un aceite de primera prensada en frío para que aporte toda su riqueza en ácidos grasos esenciales, vitamina E, octacosanol…

Además de su característica como fotoprotector solar, el aceite de germen de trigo se utiliza como complemento coadyuvante en afecciones de la piel como la psoriasis, vitíligo o para reducir las estrías; como principio activo está presente en cremas antiarrugas, hidratantes, mascarillas faciales, champús, etc.

Aceite de almendras

FPS 5; es de uso común en cosmética y aromaterapia, sobre todo como vehículo de otros aceites esenciales; tiene propiedades reparadoras de la piel y el cabello.

Manteca de Karité

Entre 4 y 10 FPS. El árbol del Karité (Vitellaria paradoxa), conocido en África como el árbol de la mantequilla, brinda un fruto oleaginoso similar a una almendra o un maní rico en valiosas propiedades para el cuidado de la piel y el cabello.

Aceite de sésamo

Entre 4 y 10 FPS. Son reconocidas sus propiedades por las diferentes escuelas de alimentación saludable por su aporte de vitaminas A, E y complejo B, minerales como el manganeso, calcio, hierro, magnesio, fósforo, potasio, zinc, cobre o selenio o una fuerte presencia de fitoesteroles que ayudan a reducir el colesterol elevado o el riesgo de algunas formas de cáncer.

En cosmética se utiliza como limpiador facial para retirar el maquillaje, para masajes faciales, como hidratante o aceite capilar; destaca por su poder hidratante intenso y duradero, así como su capacidad suavizante y reestructurante de las arrugas o estrías.

Aceite de coco

Entre 4 y 10 FPS. Su uso, aunque algo comparativamente costoso, se ha popularizado en la cocina dadas sus valiosas propiedades nutricionales y su resistencia a la cocción sin alterar los ácidos grasos que aporta.

Pero tiene una larga tradición en cosmética natural como mascarilla capilar, aceite corporal, bálsamo labial, desmaquillante, crema de manos, etc.

Como protector solar no tiene un nivel FPS muy elevado, pero si no vamos a pasar mucho tiempo en los horarios de más radiación -lo cual es lo más aconsejable SIEMPRE, aquí poco es bueno-, puede ser útil para todos menos para quienes tienen pieles extremadamente sensibles que deberán actuar con mucho cuidado; además, aporta sus propiedades regeneradoras y antioxidantes que le dan un valor extra. De acuerdo a, Cristina García, reconocida dermatóloga española, este recurso es una alternativa natural para protegerse del sol, evitar el enrojecimiento y las quemaduras: “el aceite de coco bloquea alrededor del 20% de los rayos UVA y no bloquea los rayos UVB, que son esenciales para la síntesis de la vitamina D”.

Aceite de cáñamo

Entre 4 y 10 FPS. Su uso en la cocina, sobre todo en crudo, viene popularizándose en los países donde está disponible dado su buen sabor y propiedades nutricionales.

Por su riqueza en ácidos grasos esenciales y minerales, se lo indica terapéuticamente en problemas como la artritis, el síndrome premenstrual, procesos inflamatorios, alergias…

En uso externo, directo o a través de preparados cosméticos, se utiliza para aliviar picazón, sarpullidos, hidratación de la piel y el cabello y como un suave protector solar en exposiciones moderadas.

Aceite de aguacate o palta

Entre 4 y 10 FPS. Con una elevada concentración de minerales (potasio, hierro, fósforo) y vitaminas (complejo B -en especial ácido fólico-, betacaroteno -provitamina A-, E o K), este alimento es un gran acompañante en nuestras ensaladas y otras recetas, así como un todo terreno en las dietas veganas o crudas donde forma parte de sopas, salsas, cremas, postres, etc.

En uso externo podemos usar una mascarilla de su pulpa o el aceite mismo para retrasar el envejecimiento y deterioro de la piel y el cabello. Si bien el FPS que brinda es adecuado para exposiciones moderadas al sol, también puede utilizarse después del mismo para tonificar la piel.

Aceite de oliva

Indispensable en nuestras comidas, el aceite de oliva también nos ayuda externamente a suavizar la piel y protegernos de los daños del sol, en especial por sus ácidos grasos resistentes al enranciamiento y su aporte de antioxidantes.

Puede utilizarse antes o después de la helioterapia, en forma exclusiva o como portador de otros aceites, esencias o principios activos.

Aloe Vera

¡No podía faltar! El gel de Aloe vera, ya sea obtenido directamente de la planta por nosotros o una presentación comercial de calidad, ayuda a bloquear hasta el 20% de la radiación solar; además, como es bien sabido, en uso interno o externo, tiene infinidad de usos terapéuticos, nutricionales y preventivos.

El tema de los cuidados naturales para proteger la piel es mucho más amplio, pero aquí hemos brindado unas herramientas básicas adicionales que, utilizadas con sentido común, serán de gran ayuda para seguir empoderando nuestra salud y dándole vida a nuestro bienestar.

Lo importante aquí es tener bien presente que el cuidado de la piel comienza desde adentro; el primer paso es una buena hidratación y un estilo de alimentación saludable. El uso de cosméticos, naturales o no, es un complemento que suma mucho más, si es aplicado sinérgicamente a las pautas de un estilo de vida fisiológico.

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El sol es tu mejor amigo

Protección solar natural

Pablo de la Iglesia

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El sol es tu mejor amigo

El sol es tu mejor amigo

¡No son los protectores solares! El sol es tu mejor amigo.

Este tema merece un lugar destacado porqué el sol no es el gran enemigo de la salud como muchos han terminado creyendo; además, los protectores solares realmente no sabemos bien de que nos protegen. ¿De los rayos solares? En alguna medida puede ser. ¿Del cáncer de piel? ¡Ni mucho menos!

Si bien algunas advertencias sobre el riesgo de tomar sol de manera inapropiada son razonables, mucho más lo sería insistir en el hecho incontrastable que el sol es esencial para la vida y necesariamente debemos relacionarnos con el de manera inteligente para gozar de buena salud, potenciar nuestra inmunidad y ¡prevenir y tener mayores posibilidades de curar el cáncer! De lo que se trata es aprovechar sus beneficios y reducir sus riesgos; evitar el sol es tan absurdo como no enamorarse para no sufrir por si se acaba el amor.

El mensaje del establecimiento sanitario se reduce a generar miedo en torno a la posibilidad de padecer cáncer de piel y olvidar por completo todos los beneficios que este trae. Entre otros, insistimos en ello, prevenir el cáncer si tomamos sol como se debe sin olvidar que la nutrición que nos brinda es esencial. Y evitando los nocivos protectores solares artificiales, por supuesto.

¿Y por qué los protectores solares comerciales mayoritariamente son peligrosos? La Guía del 2011 del Environmental Working Group (EWG) recomendó solo el 20% de los más de 600 protectores evaluados en Estados Unidos, considerando seguros aquellos que se encuentran libres de químicos potencialmente dañinos.  Como era de esperar, la lista de los productos que deben ser evitados contiene algunas marcas muy populares que el consumidor promedio suele considerar confiable.

Con las sucesivas campañas de denuncia de las asociaciones de consumidores comprometidas, en aquel país y en otros, la legislación y las propias empresas puede haber impulsado dudosas mejoras, pero en otros eso no ocurre; si se va a recurrir a un protector solar comercial, es importante recurrir a los productos que brindan protección de amplio espectro, es decir, de los rayos UVA y UVB y que tienen ingredientes que presentan menos problemas de salud cuando son absorbidos por el cuerpo.

En cualquier caso, siempre recordemos que nuestro cuerpo necesita la exposición directa, gradual y razonable a todo el espectro de luz solar; es decir, el abuso de un protector solar, por más que su composición sea inocua, es nocivo en si mismo porque nos priva de los beneficios del astro rey. ¿Se entiende este punto con claridad? ¿O los prejuicios nos nublan la mente y bloquean nuestro entendimiento?

En base a este informe la revista Time reportó algunas recomendaciones: “Evite la oxibenzona y el palmitato de retinol. Muchos productos eficaces contienen uno o ambos componentes que el EWG específicamente sugiere evitar. La oxibenzona es un disruptor endocrino y el palmitato de retinol es una forma de vitamina A tópica que algunos estudios animales sugieren que puede estar vinculado con un aumento de riesgo de cáncer de piel.” ¡Protectores solares que la gente usa para prevenir el cáncer de piel que aumentan nuestra predisposición a padecerlo! Al finalizar el estudio el EWG concluyo: “El mejor protector solar es un sombrero y una camisa. Con esto, no hay químicos que se absorban en su piel y funcionan sin duda alguna.” 

En las recomendaciones conscientes habituales, también se enfatiza el uso de gafas de sol de buena calidad, pero no abuses de ellos. ¿Porqué? Porqué el sol también debe impactar sobre nuestros ojos de manera indirecta, los más de 1500 tipos de radiaciones presentes en los rayos solares también son una fuente de nutrición que genera un impacto a través del sistema oculoendocrino. ¿Comprendes porque el sol es tu mejor amigo?

¿Qué es el sistema oculoendocrino?

Hay una relación entre la luz del sol que llega a los ojos y los equilibrios hormonales en el cuerpo, en especial de las secreciones de las glándulas pituitaria y pineal, situadas en el cerebro. Por ejemplo, se ha observado que en aquellos lugares con poca radiación solar la gente tiene una mayor predisposición a la depresión y el letargo, condición que suele llamarse Síndrome Afectivo Estacional.

En estos casos donde el sol es escaso, especialmente durante los cortos días de inviernos largos como en los países nórdicos, la solución se encuentra en la exposición de los pacientes a una luz artificial que tenga todo el espectro de la luz solar natural. Cuando el medio ambiente diurno tiende a ser oscuro, la glándula pineal segrega la hormona melatonina durante el día y produce somnolencia, letargo, apatía y depresión, muchas veces conocida como «tristeza invernal».

En algunos países, la exposición a una fuente de luz que tenga el espectro solar completo es una gran solución, sin embargo, la falta de exposición al sol con frecuencia se debe a que no pasamos tiempo en la naturaleza o estamos todo el día en la oficina expuestos al desgaste de la mala iluminación artificial de esos sitios; muchas personas solucionan esto -aún en invierno- con medidas simples como tomar el almuerzo en una plaza y aprovechar los fines de semana para pasar tiempo al aire libre.

Lo que llamamos sistema oculoendocrino es el resultado del estímulo de la luz solar en el nervio óptico y el posterior impulso nervioso sobre las glándulas pituitaria y pineal, cuyo equilibrio y buen funcionamiento dependen de esto y afecta en gran medida al resto de las glándulas y al organismo en general.

Mayor exposición, más salud

Si nos atenemos a la lectura rigurosa de los diferentes estudios, la mayor exposición al sol y el menor riesgo de casi todos los tipos de cáncer está contrastada; incluso los fumadores con mayor exposición al sol tienen una esperanza de vida similar a los no fumadores que evitan el sol. ¡Por supuesto, no tiene que ocurrir toda en un día!

El sol es tu mejor amigo cuando la exposición es gradual, continua y considerando siempre la tolerancia personal. Se estima que una piel normal puede exponerse al sol intenso durante veinte minutos sin dañarse; ese es un buen punto de referencia para limitarnos en las horas de radiación más intensa, sobre todo si no estamos curtidos por el efecto del sol y el contacto con la naturaleza.

Luego, es importante que sea continua, es decir durante todo el año, para que cuando lleguen los meses de radiación más intensa, nuestra piel tenga una mayor protección gracias al bronceado natural. Si en cambio vivimos en una ciudad, trabajamos en una oficina y no tenemos una relación de tú a tú con el sol durante todo el año, no será apropiado para la salud exponerse intensamente en las dos o tres semanas de vacaciones que nos tomamos en el verano. ¡Ahí con respeto, que hacerse amigo del sol toma su tiempo!

El límite lo marca nuestra tolerancia y eso se determina con observación y sentido común: si la piel empieza a enrojecer con un ligero tono rosado o nos molesta, ¡a la sombra! Luego iremos aumentando poco a poco la tolerancia y así experimentaremos gradualmente los beneficios del sol.

He conocido gente muy blanca que apenas tolera un minuto, ¡pues que sea un minuto!; tal vez luego de un ratito a la sombra pueda tolerar otro minuto y así hasta dos, tres o cinco veces. Al día siguiente será un poquito más y así, atentos y sensibles a lo que habla nuestro cuerpo, vamos mejorando nuestra resistencia al sol.

Vitamina D, otra gran aliada

Uno de los grandes beneficios del sol es estimular la capacidad del cuerpo para producir vitamina D.

Ten en cuenta que para que la producción de vitamina D sea eficiente necesitamos los rayos UVB y estos llegan a la tierra principalmente a mediodía. Fuera de las horas de mayor radiación nuestro organismo produce poca vitamina D y su déficit genera predisposición a alteraciones inmunitarias y mala asimilación del calcio; nada y mucho es indeseable para la salud, un poco -hasta veinte minutos normalmente- es lo más indicado para la eficiencia metabólica.

Para obtener el estímulo suficiente para generar niveles óptimos, no es suficiente con exponer las manos o la cara, debemos hacerlo con partes extensas de nuestro cuerpo; y tengamos en cuenta que después del punto de enrojecimiento, nuestra piel ya no es eficiente para producir vitamina D. ¡Es simple y con muy poco margen de malentendidos! El sol es tu mejor amigo, simplemente no abuses de él.

Tengamos presente que hasta hace poco, la mayoría de los protectores solares no filtraban los rayos UVA -que son los que predisponen al cáncer-, y si lo hacían con los UVB -qué son necesarios para sintetizar la vitamina D que protege del cáncer-. ¿Comprendes porqué decimos que los protectores solares también pueden producir cáncer? Y eso sin contar con los tóxicos que suelen incluir muchos cosméticos de mala calidad. En todo caso, si de todos modos utilizarás protector solar, consulta con un buen dermatólogo para que te indique uno que con seguridad bloquee los UVA y tenga la menor carga de tóxicos posibles.

Un festival de intolerancias

Luego, es cierto que hay gente que es extremadamente intolerante al sol. Y en el mundo de hoy tenemos cada vez más gente extremadamente intolerante a muchas cosas, tales como el gluten, la lactosa, el pescado, el huevo…, y una pequeña exposición ya genera reacciones adversas que a veces son apenas molestas, pero otras hasta ponen en riesgo la vida.

¿A qué se debe este festival de intolerancias? Simplemente a nuestro sistema de vida degradado que contaminó el agua, el aire y la tierra, a que industrializamos al extremo la producción de alimentos restando valor nutricional y agregando toxinas de todo tipo, a que estamos crónicamente expuestos a campos magnéticos… ¡Debemos agradecer a la maravillosa máquina orgánica que nos permite sobrevivir a pesar de todas estas agresiones! Pero debemos atender nuestro estilo de vida global o los problemas serán más serios cada día.

Volvamos al sol: ¿qué podemos hacer para mejorar nuestra tolerancia y que sus caricias no nos resulten latigazos? En primer lugar, cambiar nuestra alimentación. La calidad de ácidos grasos en las células que componen los tejidos es muy importante ya que de ellos depende la flexibilidad de las mismas o la capacidad de almacenar agua; las vitaminas, los minerales y las enzimas también hacen a esta mejor adaptación y la respuesta es bien simple: frutas, verduras, semillas, cereales integrales, legumbres, algas…, más los opcionales con moderación -carnes, huevos y lácteos de pastoreo y sin procesamiento-.

Alimentos frescos, vivos e integrales. ¡Verdaderamente no hay ningún misterio! Si recuperas la sabiduría que te robaron los medios de desinformación, ya verás que el sol es tu mejor amigo. ¡Y dejarás de percibir la vida como una amenaza, sino como tu gran aliada!

Reencontrarnos con los beneficios del sol

Vivimos en un mundo que nos ha llevado a creer que todo cuesta sacrificio, que el funcionamiento del universo es complicadísimo y que la naturaleza tiene mecanismos ininteligibles; tenemos que escribir libros para explicarlo de mil maneras esperando que sean útiles para encontrar una conexión con el instinto del cuerpo y la intuición del alma que son las mejores vías para reconectar con la inteligencia cósmica.

Dicho esto, la pregunta es:

¿Para qué nos exponemos al sol si lo bloqueamos con protectores solares que mayormente son tóxicos?

Y las siguientes preguntas que debemos contestarnos a nosotros mismos:

¿No sería mejor exponerse al sol evitando quemaduras con tiempos limitados en los horarios críticos, las estancias más prolongadas reservarlas para los horarios habitualmente indicados por el dermatólogo y, cuando es necesario, usar tejidos claros de telas naturales, sombreros y gorras con visera?

¿Por qué tenemos que forzar nuestra relación con la vida y la naturaleza a permanentes extremos caprichosos, irracionales, destructivos y autodestructivos?

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Protectores solares naturales

Protección solar natural


Pablo de la Iglesia

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Protección solar natural

Protección solar natural


Mucha gente me consulta sobre que sustancias pueden utilizar a modo de protección solar natural; realmente, para mucha gente aterrorizada por los medios de comunicación, es muy difícil abordar el tema de forma racional evaluando los riesgos y los beneficios del asunto.

Ya lo dijo un científico que, además era sabio:

¡Triste época la nuestra! Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio.

Albert Einstein

Aunque es habitual recurrir a cremas con rangos potentes de factor de protección solar (FPS), cada vez más consumidores se cuestionan si es conveniente untarse la piel con preparados que pueden contener sustancias químicas como oxibenzona, dióxido de titanio o palmitato de retinol que son perjudiciales por sus efectos tóxicos acumulativos en nuestros tejidos. Incluso para el medio ambiente, o que, al menos, su seguridad es puesta en duda seriamente.

Realmente, la mejor metodología para lograr una buena protección solar natural son las camisas de tejidos naturales, las gorras con visera, los lentes de sol cuando es necesario y exposición moderada; sin olvidar en ningún caso que, así como puede dañarnos en exceso, el contacto moderado y pleno con el sol sobre nuestra piel y la exposición de nuestros ojos a su luz indirecta, son requisitos esenciales para mantener equilibrios de nuestro organismo que se han perfeccionado durante toda la evolución.

El sol no es tu enemigo: ¡es tu mejor aliado!

Los rayos de sol sobre la piel activan la producción de la forma de vitamina D metabólicamente más activa ayudando a prevenir un amplio abanico de enfermedades entre las que citamos problemas cardiovasculares, osteoporosis, diabetes, obesidad, infecciones, eczema, psoriasis, esclerosis múltiple, asma ¡y una lista que puede seguir varias líneas y se extiende cada vez más!

Un dato menos conocido es que la exposición solar favorece la liberación de óxido nítrico, el cual protege la salud cardiovascular y mejora el rendimiento deportivo. También ayuda a contrarrestar infecciones, ya que mejora la respuesta inmunitaria; esto pudo apreciarse incluso con menor riesgo de muerte por Covid-19 entre quienes tienen una mayor exposición solar. ¿Te explicaron esto las autoridades sanitarias durante la pandemia? ¡Claro que no! La ignorancia es lo que te mantiene impotente y dependiente de lo que te dan de comer de su mano.

La primera línea de protección solar natural

En cuanto a nuestros hábitos generales, lo primero que debemos atender es nuestra alimentación. Si esta está basada en azúcar, alimentos industrializados, ultraprocesados, fritos, con edulcorantes artificiales o glutamato monosódico, nuestra primera línea de defensas contra los potenciales daños del sol, estará sin los recursos necesarios para mantener el equilibrio ante estresores como el exceso de sol, frío o climas secos. No vamos a profundizar en los principios de alimentación saludable aquí, pero diremos que una alimentación inteligente donde abunden alimentos frescos, vivos e integrales como frutas, verduras, semillas, cereales, legumbres y algas, es fundamental, no solo para nuestro bienestar general, sino para proteger la piel desde adentro. ¡Tú primera línea de protección solar natural!

La adecuada hidratación de nuestro organismo impacta de manera decisiva en la salud de nuestra piel y su respuesta resiliente a los agentes estresores a los que se ve expuesta; de allí que aquel consejo tan repetido que invita a tomar por lo menos dos litros de agua pura vale la pena repetirlo una vez más. Luego, para que las células puedan retener y metabolizar eficientemente el agua, es importante el aporte de buenos ácidos grasos esenciales que, básicamente, obtendremos de los aceites de mesa de calidad -oliva o coco virgen extra, girasol o maíz primera prensada-, frutos secos -almendras, nueces, avellanas…-, semillas -lino, chía, cereales integrales y legumbres-, y si no somos vegetarianos, pescado de mar o huevos que sean de producción natural -evitando los de granja industrial-.

Fuentes de FPS natural

Hay algunos elementos que habitualmente utilizamos como alimentos o complementos, que también son valiosos instrumentos de una cosmética natural y saludable que brindan un nivel útil de FPS que nos permiten obtener resultados similares a las cremas de manufactura industrial sin sus potenciales efectos tóxicos; otras son menos potentes, pero que utilizadas con criterio son eficaces y brindan beneficios agregados.

Hay que aplicarlos previamente en una zona pequeña detrás de las orejas o en la parte interna del antebrazo para verificar que no tenemos una reacción alérgica a los mismos; luego podemos usarlos con criterio en el marco de una exposición solar que aumenta gradualmente y que siempre debe detenerse justo en el momento en que notemos el enrojecimiento de la piel. O antes, una vez que le hemos tomado el tiempo a los ritmos de nuestro cuerpo.

Entre los que son más potentes hay que mencionar los aceites de semillas de frambuesa y zanahoria, ambas superan el FPS 30+ y son además un aporte de nutrición extra para la estructura, firmeza y flexibilidad de la epidermis y la dermis por sus aportes de ácidos grasos esenciales Omega 3, 6 y 9 y antioxidantes como la vitamina E y los carotenoides.

El aceite de germen de trigo, con aproximadamente un FPS 20, además de ser un muy buen protector solar es de gran valor como complemento coadyuvante en casos de psoriasis, vitiligo y para reducir las estrías; como principio activo está presente en cremas antiarrugas, hidratantes, mascarillas faciales, champús, etc. Como todos los aceites, para que sus principios activos estén en su plenitud benéfica, verifiquemos que su producción sea de primera prensada en frío (PPF).

El aceite de avellanas, portador de una protección media en torno a un FPS 10, aporta ácido palmitoleico que permite una rápida absorción potenciando el efecto beneficioso de sus principios activos como las vitaminas A y E, así como los minerales calcio, magnesio y potasio; en uso externo ayuda a aliviar pieles dañadas, atenuación de cicatrices, cuidados del sol, labios resquebrajados y secos. En algunos casos se afirma que tiene un factor protección entre 30 y 50 FPS, pero en este caso refiere al que se elabora a partir de las flores del avellano y que es más difícil de conseguir.

Luego, como complementos de nuestro kit de protección solar natural, tenemos aceites que brindan menor protección, FPS entre 4 y 10; señalamos entre ellos almendras, sésamo, coco o palta, ideales para exposiciones más breves y pieles más curtidas de manera progresiva y/o durante todo el año. Mencionemos también la manteca de cacao y de karité, el aceite de oliva y jojoba o el aloe vera, los cuales solos o combinados con las otras sustancias mencionadas ayudan a diseñar soluciones integrales para nuestro cuidado neutralizando parte de las radiaciones solares nocivas y aportando valiosa nutrición regeneradora.

Y por último, no olvidemos los aceites esenciales de buena calidad como los de albahaca, menta o lavanda cuyo FPS cercano al 5 puede ser aprovechado combinando 5 a 10 gotas de cualquiera de ellos por cada 100 ml de alguno de los aceites recién mencionados; estos últimos se verán así enriquecidos y servirán de vehículo perfecto para nuestras esencias; hay otras que son afines con nuestra piel por su poder antiséptico, cicatrizante o regenerador que no tienen más que un FPS entre 1 y 3 pero que sumarán a una estrategia de protección esmerada de nuestra piel.

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El sol es tu mejor amigo

Pablo de la Iglesia

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¿Qué es la salud?

¿Qué es la salud?

La OMS lo define de la siguiente manera:

«La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades».

Entonces, si tienes asma y consumes fármacos que suprimen los síntomas: ¿estás sano o estás enfermo?

Vamos a un ejemplo más sencillo y cerca de los límites. Tienes fiebre y consumes paracetamol para suprimir los síntomas: ¿gozas de salud o estás enfermo?

La salud como concepto absoluto o relativo

Te desafío a que preguntes entre tus seres queridos, conocidos y compañeros de trabajo si se consideran personas sanas o enfermas.

Yo lo he hecho hace algunos años y me ha sorprendido la cantidad de personas que consumen medicamentos para aliviar dolor, alergias, diabetes o incluso psicofármacos, que se consideran personas saludables.

Sin embargo, si consideramos la salud como un concepto absoluto, se trata de personas enfermas; de alguna manera lo negamos porqué pareciera que estar enfermo está mal o es una especie de vergüenza.

Te desafío con otra pregunta. ¿Una persona con sobrepeso u obesidad está enferma o está sana? Definitivamente está enferma, pero, incluso mencionarlo, se ha vuelto políticamente incorrecto.

Durante la pandemia de COVID-19 hemos aprendido a nivel masivo que las personas con sobrepeso y obesidad tienen mayor riesgo de morir cuando padecen la infección. Lo mismo ocurre con la gripe, el asma, el cáncer, las enfermedades cardiovasculares… El sobrepeso y la obesidad, además de una enfermedad en si misma, es un factor de riesgo universal.

Por eso considero que la imagen del “gordo bueno” o la “gorda feliz” como atenuantes de esta enfermedad, es completamente aberrante, distorsivo y discriminador. No hay nada malo en ser gordo y no debemos machacarnos por ello ni sentirnos menos que nadie, ¡pero es una enfermedad!

Y, como en tantas otras enfermedades, tenemos el derecho y la obligación moral, de abordar su cura. Como en tantas enfermedades, a veces lograremos restaurar la salud y otras veces no, pero reconocer nuestro estado es un punto de partida hacia una vida mejor.

Más confusión con el Covid-19

Durante la pandemia, la definición de salud quedó en un escenario aún más confuso y, a un alto porcentaje de personas portadoras del virus que no muestran síntomas clínicos, se los consideró asintomáticos.

¿Asintomáticos sanos o asintomáticos enfermos? Se los empezó a llamar enfermos asintomáticos; en mi opinión, un gran triunfo de la codicia de la gran industria farmacéutica que legitimó el tratamiento medicamentoso a personas que hasta allí se las hubiera considerado sanas. ¿O acaso habías escuchado hablar alguna vez de la gripe asintomática o la tos convulsa asintomática? Por ejemplo.

Los virus dan vueltas por nuestro cuerpo, pero a veces nos enferman porque estamos crónicamente inflamados o con las defensas bajas, y otras no porque estamos mejor preparados para repelerlos. ¡Así de simple desde hace millones de años!

También, en función de estas definiciones, se engrosaron las cifras de morbilidad y mortalidad para aterrorizar a la población y justificar el uso de pasaportes sanitarios y vacunación casi compulsiva.

En mi opinión, muy exagerado; en su lugar se podría haber mentalizado a la gente sobre la importancia de una alimentación saludable y antiinflamatoria, el uso de plantas y nutrientes inmunoestimulantes e inmunoreguladores, estimular la actividad física o el contacto con la naturaleza. Y por supuesto, poner a disposición los fármacos y las vacunas para quienes los demanden. ¡La libertad es parte de nuestro capital de salud mental!

Mi experiencia personal

En mi opinión, normalizar la enfermedad nos coloca en desventaja a la hora de definir nuestra estrategia de vida para crear salud; pareciera que bajamos el listón de nuestras expectativas y nos conformamos con llevar una vida medicalizada en la que los síntomas estén opacados.

En mi experiencia personal, con casi cuarenta años con esclerosis múltiple, siempre elegí aceptar plenamente la enfermedad y prepararme para lo peor; como resultado, estoy vivo mucho tiempo después de lo esperable, con buena calidad de vida y, pasadas algunas vueltas de los cincuenta, con las mejores expectativas.

No faltan dificultades, pero también son un desafío estimulante para redoblar los esfuerzos y las ganas de vivir.

De entrada, lo normal es que los médicos te digan “no te preocupes, la medicina avanza y todos los años salen nuevos tratamientos”. En estas décadas he visto a la gente aferrarse cándidamente a estos postulados y, mayormente, los he visto morir muy rápidamente, habiendo pasado por un tiempo de espantosa calidad de vida.

La realidad es que, tras unas respetables décadas de experiencia, ni entonces ni ahora, los viejos y los nuevos tratamientos son la gran cosa: tapa síntomas en el mejor de los casos y engaña pichangas -a veces carísimas- en otros. ¡Es la verdad!

¿Y es que la medicina natural tiene todas las respuestas y soluciones? ¡Qué más quisiera yo! Pero está basada sobre criterios fisiológicos y realistas, que vienen siendo adaptados a través de millones de años y nos permiten mucho más juego experimental con seguridad, mientras seguimos aprendiendo.

Desde ese punto de vista comprendí dos cosas:

  • En primer lugar, que estaba enfermo y tenía una enfermedad bien jodida; esta se manifestaba, como mínimo, con un mal funcionamiento inmunológico y un sistema nervioso que había sido dañado por este.
  • Pero también que había muchas partes de mi cuerpo que estaban bien y debía cuidarlas para no sumar más problemas.

Es decir, evitar, como estrategia de mínima, que las partes disfuncionales se averiaran más y cuidar como un tesoro las que estaban bien.

Con esta lógica, si mi problema fuera la obesidad, reconocería que cada gramo perdido es un poquito más de bienestar en el camino correcto; sabiendo, además, que mi corazón, el equilibrio de la glucosa o mis articulaciones ya estaban un poquito mejor protegidas.

Absoluto y relativo para empoderarnos siempre. La enfermedad no es algo malo que nos tiene que demoler anímicamente, por el contrario, es un despertador de nuestro gigante interior.

¿Por qué la medicina natural?

Ante todo, decirte que no me niego a consumir un fármaco; de hecho, hubo dos o tres momentos difíciles en los que he considerado recurrir a los corticoides; por suerte la medicina natural funcionó y los pude evitar.

Pero en dos ocasiones volaba de fiebre y tenía que dar conferencias ante un gran público; me tomé unas aspirinas, sobreviví al momento y luego me fui a descansar como Dios manda y dejar que la fiebre haga su trabajo. Hoy tengo más recursos y conocimientos y posiblemente no serían necesarias, pero no cierro la puerta; el fanatismo deteriora la inteligencia.

¡Ojo, soy un duro que aguanta y se hace cargo de sus decisiones! Cada uno tiene sus tiempos únicos.

Pero la medicina natural, a través de la alimentación, las plantas, los nutrientes, el contacto con la naturaleza, la actividad física, la relajación o algunas terapias alternativas incluso sin base científica pero que subjetivamente me sientan bien, es un camino seguro, confortable y respetuoso del templo de mi cuerpo.

Se que, gracias a ella, difícilmente crearé un problema adicional; también que el 99% de sus recursos son inocuos y de uso universal; lo que define una estrategia para combatir la enfermedad o para crear salud es la intensidad y el rigor con que se aplica. Por algo la sabiduría popular afirma “mejor prevenir que curar”.

Y si el camino se presenta abrumador: un paso a la vez.

Nuestra mirada define como nos paramos ante la salud y la enfermedad; esta puede empoderarnos o debilitarnos, guiarnos hacia la búsqueda de mejores recursos o definir nuestra impotencia en los escenarios difíciles.

Luego hay que andar el camino, por supuesto. Cada uno empezará su viaje desde donde esté, pero para no perdernos antes de empezar, debemos saber a dónde estamos parados.

Pablo de la Iglesia

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3 minerales para el corazón

Minerales para el corazón

Hoy quiero hablarte de tres minerales para el corazón y que no pueden faltar en cualquier estrategia que nos brinde una cobertura de protección en un mundo donde este tipo de enfermedades se cobra más vidas que cualquier otra; lamentablemente, en los últimos años, estos vuelven a tomar un protagonismo excluyente, al punto que hemos visto más deportistas profesionales que nunca verse afectados por emergencias cardiovasculares.

Pero también, debemos decir que estos minerales constituyen amigos infaltables de aquellos que, ¡a todo corazón!, buscan mejorar su rendimiento competitivo en los deportes.

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El riesgo de estar sentado

El riesgo de estar sentado

Estudio tras estudio se ha demostrado inequívocamente que el riesgo de estar sentado es una de las principales amenazas para nuestra salud.

Un estilo de vida sedentario, en especial cuando implica pasar mucho tiempo sentado, se relaciona con el incremento de obesidad, diabetes, enfermedades cardíacas, ciertos cánceres, entre otros problemas de salud.

El televisor

Una investigación realizada en la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington (St. Louis) observó que el tiempo total diario que el estadounidense promedio pasa sentado aumentó de 2007 a 2016:

  • Desde siete horas diarias hasta poco más de ocho para los adolescentes.
  • Y, de 5,5 horas al día a casi 6,5 para los adultos.

El trabajo también muestra que la mayoría de los estadounidenses pasan al menos dos horas al día sentados viendo televisión o videos; las personas mayores de 65 años aún más.

También determinaron qué en todos los grupos de edad, entre el 28 y el 38% de los encuestados, pasaban al menos tres horas al día viendo televisión o videos.

Pero del 13 al 23% ciento pasaba aún más, hasta cuatro horas al día como adictos frente al televisor.

Hay un factor que prolonga el tiempo frente a la pantalla y que aumenta el riesgo de estar sentado: la obesidad.

Los sujetos que eran obesos tenían más probabilidades de pasar más tiempo sentados mirando televisión, una actividad que aumentaba aún más su riesgo de obesidad.

El ordenador

El riesgo de estar sentado aumenta aún más cuando sumamos la computadora a nuestra ecuación.

Al menos la mitad de todos los grupos de edad usaban un ordenador durante el tiempo libre durante más de una hora al día; sin embargo, hasta una cuarta parte usaba computadoras fuera del trabajo y la escuela durante tres horas o más.

Es decir, alguien que pasara ocho horas en su computadora en el trabajo, tenía elevadas posibilidades de agregar otra hora o más en su hogar.

¿Y si el sedentarismo es inevitable?

¡A veces no podemos evitarlo! Nuestro trabajo o la actividad que nos apasiona requieren hacer las cosas de esta manera. ¿Podemos evitar o reducir el riesgo de estar sentado? 

¡Hay buenas noticias! Por lo menos eso afirman un grupo de investigadores de la Universidad de Glasgow que descubrieron una forma de mantenerse saludables incluso si se pasa demasiado tiempo sentado o en el sofá.

Hay dos puntos de referencia que debe cuidarse para lograr este propósito: agarre fuerte y condición física general.

El riesgo de estar sentado no es igual para todos

El estudio de la Universidad de Glasgow analizó datos de 391.089 personas; se consideraron tasas de mortalidad, de cáncer y enfermedades cardiovasculares, tiempo frente a la pantalla, fuerza de agarre y nivel de condición física.

Observaron algo que muchos de nosotros hemos deducido por sentido común y ha condicionado nuestra estrategia de mantenimiento desde hace tiempo: los efectos negativos para la salud de ser sedentario eran dos veces más malos para las personas que tenían poca fuerza de agarre y un bajo nivel de condición física.

… bueno, antes de saber esto, personalmente no hubiera mencionado la importancia de la fuerza de agarre, sin embargo, una de mis estrategias para mantenerme activo mientras estoy ante la pantalla es una manopla con la que justamente trabajo esta habilidad. ¡El que busca encuentra! Aunque a veces no se entere.

Por supuesto, los individuos sedentarios con alta fuerza de agarre y buenos niveles de condición física, todavía enfrentan riesgos de salud que no tienen quienes están más activos; sin embargo, no deja de ser un dato auspicioso para reducir la brecha y el riesgo de estar sentado.

¿Mantenerse en forma y ser sedentario?

¿Parece una contradicción verdad?

El punto es que se necesita mucho menos tiempo de lo que piensas para estar en forma y fuerte.

La ejercitación durante treinta minutos diarios combinando entrenamiento cardiovascular y de fuerza, nos permite llevar una vida sedentaria sin que nuestra condición general se deteriore demasiado.

Un poco de ejercicio ayuda mucho y “no tengo tiempo” ya no es una buena excusa.

Tan solo debemos encontrar esa media hora y entrenar consistentemente. Incluso, hasta podemos ejercitarnos mientras miramos un documental en Prime Video o un tutorial en Youtube.

Por supuesto, yo recomendaría que al menos tres veces a la semana hagamos alguna actividad más completa, de preferencia al aire libre y que genere un estímulo funcional más profundo del que quizá podamos obtener moviéndonos media hora frente al televisor.

Lo que no hay duda, es que podemos incorporar un hábito sencillo y recreativo que nos ayude a minimizar el riesgo de estar sentado.

Estrategias adicionales

Edward R. Laskowski, M.D., de Mayo Clinic, ofrece una serie de consejos adicionales para cuando permanecemos mucho tiempo sedentarios:

  • Ponte de pie cada 30 minutos.
  • Párate mientras hablas por teléfono o miras televisión.
  • Si trabajas en un escritorio, prueba con un escritorio de pie o improvisa con una mesa alta o un mostrador.
  • Camina con tus colegas durante las reuniones en lugar de sentarte en una sala de conferencias.
  • Coloca tu superficie de trabajo sobre una máquina de correr, con una pantalla de computadora y un teclado sobre un soporte o un escritorio vertical especialmente preparado para usar en la cinta, para que puedas estar en movimiento durante todo el día.

Incluso el movimiento de baja intensidad, genera un impacto notable en nuestra salud, nos ayudará a quemar más calorías, a mantener el peso y favorecer buenos niveles de energía. No en vano, John Wooden, considerado el mejor entrenador de baloncesto de la historia afirmó:

«Los detalles crean éxito».

Pablo de la Iglesia

Bibliografía

Adria Schmedthorst. Sitting is dangerous. Easy Health Options.

Edward R. Laskowski, M.D. ¿Cuáles son los riesgos de estar sentado mucho tiempo? Mayo Clinic.

Health Risks of an Inactive Lifestyle. MedlinePlus.

Jenny Smiechowski. 2 secrets to staying healthy when you sit too much. Easy Health Options.

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Inmunidad natural y salud intestinal

Inmunidad natural y salud intestinal

Inmunidad natural y salud intestinal configuran un estrecho vínculo sinérgico para las defensas de nuestro organismo. 

La respuesta inmunitaria del cuerpo a cualquier agente patógeno potencialmente causante de una infección, dependerá en gran medida del estado de nuestra microbiota.

Si nuestra microbiota es saludable y equilibrada, nuestras defensas no solo responderán más rápidamente, sino también en forma más armoniosa reduciendo el riesgo de alergias y reacciones autoinmunes.

Por otra parte, si la microbiota está enferma y desequilibrada, inmunidad natural y salud intestinal no ejecutarán la perfecta sinfonía que nos mantiene sanos con tanta eficiencia la mayor parte del tiempo; esto implica una respuesta inmunitaria más lenta y desordenada que se va traduciendo en procesos de inflamación crónica de bajo grado, mayor susceptibilidad a infecciones virales o enfermedades graves como el cáncer y trastornos autoinmunes.

En todo momento, y más aún en épocas de epidemias infecciosas o épocas en que las infecciones ocurren con más frecuencia, es auspicioso mantener una microbiota saludable; hoy día, tomar medidas correctivas o protectoras de la salud intestinal, se ha vuelto un eje esencial de cualquier estrategia de salud seriamente planteada.

Realmente, si el intestino está mal, todo está mal en nuestro organismo, pero muy especialmente nuestras fuerzas defensivas se verán muy debilitadas.

Eje de inmunidad natural y salud intestinal

Un punto clave es que la mayoría de las células inmunológicas se encuentran asociadas al tejido intestinal; el Dr. Robert G. Silverman, autor del libro Inside-Out Health: A Revolutionary Approach to Your Body, lo expresa de la siguiente manera:

La diafonía entre la microbiota intestinal y el sistema inmunológico es constante y fundamental para montar una defensa inmunitaria eficaz. Entre el 70 y el 80 por ciento de todas las células inmunes se encuentran en el tejido linfoide asociado al intestino (GALT) que rodea los intestinos. Cuando el GALT se ve comprometido, todo el sistema inmunológico se debilita.

El sistema inmunológico intestinal puede distinguir entre la amplia y cambiante gama de microbios inofensivos dentro del intestino y patógenos. Esta constante y delicada homeostasis inmunológica se altera cuando los antibióticos, la mala alimentación, la falta de ejercicio y otros factores nocivos, como las toxinas ambientales, alteran el equilibrio de las bacterias intestinales y provocan disbiosis.

En la disbiosis, el GALT se estimula continuamente para producir células inmunes y respuesta inflamatoria. Cuando la disbiosis continúa, la barrera epitelial intestinal puede volverse permeable; el paciente ahora tiene un síndrome del intestino permeable. Las bacterias, los subproductos de degradación y metabolismo bacteriano y las partículas grandes de alimentos no digeridos pueden escapar del intestino y entrar en la circulación a través de uniones estrechas que se abren demasiado. El resultado es una mayor activación inmunitaria, así como una inflamación localizada y sistémica, generalmente junto con otros síntomas de disbiosis como gases, distensión abdominal, diarrea y confusión mental.

Intestino permeable

Las membranas intestinales permiten el paso de nutrientes que provienen de la dieta e impiden el de sustancias tóxicas y microorganismos que tienen capacidad de hacer daño; esta respuesta hace las veces de soporte nutricional e inmunológico.

Cuando nuestros hábitos se alejan de nuestras necesidades fisiológicas, en especial en lo referente a la alimentación, la permeabilidad intestinal se ve alterada por exceso y por defecto, creando un ambiente para el desarrollo desequilibrios y patologías  intestinales. 

Cuando se produce un incremento de la permeabilidad intestinal, suele deberse a infecciones intestinales, consumo de alimentos alergénicos, alcohol, antibióticos, quimioterapia, radioterapia o alteraciones de la flora intestinal; habitualmente es un mix de factores que fueron predisponiendo este proceso degenerativo.

En naturopatía no nos interesa tanto si es primero el huevo o la gallina, sino más bien abordarlos a todos para restaurar cuanto antes la función barrera del intestino supone y evitar el paso de sustancias no deseadas que pueden ocasionar alteraciones inflamatorias e inmunitarias crónicas.

Causas del intestino permeable

Quien desee abordar la restauración de la óptima permeabilidad para equilibrar el eje inmunidad natural y salud intestinal, debe conocer sus causas y corregirlas:

Mala alimentación

La incidencia del intestino permeable viene en aumento en las últimas décadas en forma directamente proporcional a la cantidad de alimentos ultraprocesados en nuestra dieta.

Lamentablemente, tampoco es un tema que se aborde consistentemente en el marco de la medicina alopática y mucha gente sufre malestares que podrían resolverse con modificaciones en el estilo de vida y la alimentación; el eje de inmunidad natural y salud intestinal requiere necesariamente este abordaje.

Las dietas pobres en fibra demandan una corrección indispensable procurando, al menos, las cinco raciones de frutas y verduras, granos integrales y algo de legumbres.

Otra necesidad son los alimentos fermentados que aporten bacterias saludables, siendo preferibles chucrut, kimchi, kéfir, shoyu, miso, entre otros.

Así mismo hay que controlar el exceso de proteínas animales, grasas vegetales industrializadas, edulcorantes artificiales y azúcar añadido.

De interés: ¿Qué es el azúcar añadido?

Estrés

El estrés sostenido genera una disrupción en la comunicación entre cerebro e intestino, alterando el buen funcionamiento de la microbiota e incluso predisponiendo a la permeabilidad intestinal.

Infecciones

La disbiosis y la permeabilidad intestinal predisponen a infecciones y las infecciones generan más disbiosis y permeabilidad intestinal; un círculo vicioso que hay que romper con una estrategia que fortalezca todas las variables. 

Ácido clorhídrico insuficiente

La producción insuficiente de ácido clorhídrico (HCL) en el estómago se conoce como hipoclorhidria; se manifiesta con la aparición de algunos síntomas como náuseas, eructos, hinchazón, molestia abdominal y deficiencias nutritivas.

La gastritis crónica es la causa más frecuente de la hipoclorhidria y esta es más corriente en personas por encima de 65 años que consumen antiácidos o medicamentos para el reflujo en forma regular, que se han sometido a cirugías en el estómago recientemente o que padecen una infección bacteriana por Helicobacter pylori.

Una consecuencia de la hipoclorhidria es que impide la formación de bilis, la cual actúa como antibiótico y antiparasitario, amen de ser importante para una buena digestión.

Atender a este proceso también ayuda a fortalecer la sinergia entre la inmunidad natural y salud intestinal.

Falta de descanso

Dormir de forma insuficiente o con mala calidad de descanso, estimula la liberación de cortisol; lo mismo que ocurre con el estrés sostenido.

Su exceso favorece pérdida del colágeno de las vellosidades intestinales, causando una mala absorción de nutrientes, con consecuencias que variarán en función de cada escenario.

Las plantas tranquilizantes son un gran aliado para corregir este aspecto; entre ellas citamos valeriana, tilo, melisa, lúpulo, etc.

Abuso de fármacos

¿Sabes cual es la tercera causa de muerte en EE UU y Europa? ¡Los fármacos! Se trata de sustancias muy útiles, pero la presión de la industria ha provocado una medicalización de la sociedad llevando a abusos que suelen hacer que los beneficios sean superados por los daños.

Antiinflamatorios, aspirinas, corticoides y antibióticos impactan dañando la mucosa intestinal y alterando la microbiota, predisponiendo a la permeabilidad y favoreciendo la inflamación crónica de bajo grado. 

Por supuesto, a veces cumplen un papel muy importante, pero muchas veces se prescriben sin necesidad o pueden ser reemplazados por sustancias inocuas.

Cómo curar el intestino permeable

Más allá de una buena alimentación, cuyos parámetros están definidos, un suplemento de glutamina es un paso adelante para regenerar el intestino.

Las enzimas digestivas como la papaína o bromelina, presentes en la piña y la papaya, ayudan a mejorar la digestión, en especial de las proteínas.

El consumo de un complemento de betaína antes de las comidas, ayudará en los casos de hipoclorhidria.

Muchas veces los fármacos pueden reemplazarse por complementos nutricionales. Por ejemplo, propóleo, aceite de orégano o tea tree, plata coloidal, entre otros, pueden sustituir o reducir el consumo de antibióticos. Cúrcuma, jengibre o harpagofito, ayudan a reemplazar corticoides y antiinflamatorios.

Finalmente, y apuntando más allá de la restauración del intestino permeable, hay que volver a equilibrar la microbiota, valiéndonos de alimentos fermentados y probióticos; llegado este punto es cuando las defensas comienzan a recuperar su eficiencia potencial y nos protegen efectivamente.

Naturalmente, la intervención del médico tratante y un profesional de salud integrativa, son muy importantes en estos casos. No hay soluciones mágicas para restituir el perfecto funcionamiento del eje inmunidad natural y salud intestinal, pero sumando auspicios esto es posible.

Hacerlo mejor desde ahora

La comprensión que hoy tenemos sobre el vínculo inmunidad natural y salud intestinal nos brinda una gran cantidad de conocimientos y acceso a recursos que pueden contribuir notablemente a que nuestra predisposición a enfermarnos disminuya de forma radical.

Lamentablemente, de acuerdo a las estadísticas generales, la mayoría de la gente opta por formas de alimentación y estilos de vida que debilitan tanto la inmunidad natural como la salud intestinal. ¡Pero está en nuestras manos! Todo puede empezar a cambiar en nuestra siguiente elección.

Pablo de la Iglesia

Bibliografía
Bezerra, Clarisse. Hipoclorhidria: qué es, síntomas y tratamiento. Tu Saúde.
Castillo, Lorena. Seis factores que causan intestino permeable. Keval+
Gómez S., Silvia. Permeabilidad intestinal. Top Doctors.
Silverman, Robert. Inside-Out Health: A Revolutionary Approach to Your body.
Silverman, Robert. The gut’s role in viral immunity. Integrative Practitioner.