La propia Organización Mundial de la Salud (OMS), ha advertido que el mal uso de los antibióticos pueden ocasionar más males de los que se pretenden combatir con ellos.
Según esta fuente, el abuso irracional de estas potentes medicinas, genera inmunidad en las bacterias y la consecuente ineficacia de los mismos en el tratamiento de las enfermedades.
Los antibióticos son una droga muy común en la mayoría de los botiquines hogareños, y a la menor infección, suele echarse mano a ellos sin consultar previamente al facultativo.
Por otra parte, los médicos suelen recetarlos con mucha ligereza, olvidando, parece, que los antibióticos son eficaces para combatir bacterias y hongos, que no infecciones virales como, por ejemplo, la gripe; en tercer lugar, se apela al profesionalismo riguroso de los farmacéuticos para que exijan la correspondiente receta médica.
Es fundamental que los usuarios de servicios sanitarios –o sea, todos-, tomemos conciencia de la importancia de que estos sean consumidos únicamente cuando hayan sido recetados por el médico; además, como en el caso de todas las drogas farmacológicas, los facultativos deben acostumbrarse a informar al paciente de los efectos secundarios de los mismos.
Otro dato fundamental, una vez comenzado el tratamiento, para que este sea efectivo, es de vital importancia que sea finalizado; pues de lo contrario, las bacterias sobrevivientes generarán la tan temida resistencia a los mismos y luego se vuelve muy difícil combatirlos.
Según la OMS:
“La consecuencia más grave es que las enfermedades que antes eran incurables y que ahora sí pueden tratarse, vuelvan a ser incurables”; en caso que no cambiemos nuestra actitud y “se comience a hacer un mejor uso de estas poderosas armas, mientras exista la oportunidad de hacerlo, antes de que retrocedamos a la era anterior a los antibióticos”.
Hay algunas sustancias naturales, como la equinácea, el propolis, la plata coloidal, vitamina C, tea tree, etc, cuya eficacia está científicamente reconocida, no tienen estos efectos colaterales y pueden ser utilizadas en forma conjunta con los antibióticos o como estrategia preventiva.
Por otra parte, para recomponer la flora bacteriana, que es destruida por los antibióticos, podemos ingerir alimentos lactofermentados como el yogur, el chucrut o la salsa de soja, los cuales nos aportan estos apreciados microorganismos necesarios para nuestra inmunidad, asimilación de nutrientes, etc.
Es de vital importancia que tomemos conciencia de las consecuencias de seguir automedicándonos; el uso de antibióticos es cosa seria y debe estar únicamente en manos de un médico.
Pablo de la Iglesia