Entre las múltiples propiedades del RESVERATROL, sus propiedades contra el cáncer es un aspecto a destacar y te lo comentamos en el siguiente vídeo: https://youtu.be/AtJA1a6K9a8
RESVERATROL contra el cáncer
Una de las razones por las cuales el RESVERATROL aporta positivamente en la prevención y tratamiento del cáncer seguramente está relacionada a su poderoso efecto en la circulación, lo cual mejora la oxigenación y nutrición de las células y los tejidos. Otro aspecto que parece importante se vincula al hecho que mejora la actividad mitocondrial y esto no solo es un factor clave para la vitalidad del organismo, sino que también hay evidencias acumuladas de su trascendencia a la hora de resistir cualquier forma de cáncer. De acuerdo a la Dra. Esther Ibáñez, especialista en medicina integrativa con práctica en Barcelona:
La rhodiola (Rhodiola rosea L.) es una planta adaptógena con extraordinarias propiedades para mitigar el estrés y la fatiga, así como para mejorar la resistencia del organismo.
Las personas con bajos niveles de magnesio en las células defensivas, tienen una inmunidad debilitada.
Entre sus muchas funciones, el magnesio cumple roles esenciales en una gran cantidad de reacciones enzimáticas del cuerpo y su deficiencia perjudica la inmunidad. Es imperativo mantener niveles adecuados para que nuestras defensas desplieguen su potencial.
Por ejemplo, cuando se activa el virus Epstein-Barr, microorganismo con el que estamos infectados el 95% de nosotros, aumenta significativamente el riesgo de padecer linfoma; es decir, un solo tipo de deficiencia puede favorecer la aparición o el avance de una enfermedad grave.
🧐 Alguien me preguntó: “¿Crees en el bicho?”; “¡Creo en la libertad!”, le respondí.
La plenitud no está en los límites de la creencia
Es el tipo de preguntas que me causan una gran tristeza porque refleja el estado de cosas que polariza a unos en su creencia ciega en el sistema sanitario y a otros en el negacionismo de todo lo que de este salga. No a todos, y ni siquiera presume de comprender porqué me lo han preguntado, pero tratar de entenderlo es un ejercicio que tiene alguna utilidad para entender este escenario de facciones.
👉 Realmente es una respuesta que no tiene la menor importancia; sea cual sea, no cambia la forma en que me cuido; como ejercicio intelectual “creer” no suma, más bien resta; te limita, te encierra en preconceptos, condiciona tus búsquedas: “crees en las vacunas” o no “crees en las vacunas”, por ejemplo, y una vez que asumes una postura no indagas más, cancelas tu espíritu crítico.
👉 También están los que “no creen en el bicho” porque les encantan las teorías conspiranoicas y sobran la situación mientras toman Coca Cola, comen Doritos con mayonesa Hellmans vegana y todo tipo de ultraprocesados que agravan la inflamación crónica. Después, cuando les da una infección y les diagnostican “el bicho”, son los primeros en salir a decir “yo no creía pero esta enfermedad es terrible, ¡por favor tomen conciencia!”. ¡Qué irresponsables! Terminan desacreditando todo el trabajo que intentamos hacer quienes amamos la salud, la medicina natural y una ética de cuidado permanente de nuestra salud, la de la sociedad y el planeta.
👉 Hay cosas que sé, cosas que no sé… Y en este caso, con tanta información confusa, tanta manipulación evidente, realmente no sé cual es el estado de cosas del “bicho”; claramente estamos ante un escenario confuso y en el que las autoridades y líderes mundiales buscan crear más confusión. Punto; me niego a sacar conclusiones en base a indicios, especulaciones o afirmaciones de aquellos que tienen la capacidad de leer la mente de Bill Gates o George Soros…
👉 Científicamente hablando; creer o no creer es más de lo mismo: la superstición de unos que los hace abrazar ciegamente las políticas sanitarias establecidas y la superstición de los otros que les hace negarlo todo. Personalmente busco una tercera posición evolutiva, basada en el pensamiento crítico permanente -y aún más crítico de las ideas que abrazo momentáneamente- y la búsqueda sincera del mejor conocimiento -venga de donde y de quien venga-.
Los creyentes son personas cegadas a una parte de la realidad y el día que no estén junto a ti, comprenderás que son fanáticos peligrosos que atentan contra la libertad que protege la diversidad. Por eso, puedo trabajar con uno u otro bando, según las circunstancias y lo que el mejor llamado de mi conciencia indique, pero NO PERTENEZCO A NINGÚN BANDO.
Certezas perecederas
👉 Lo importante pasa por otro lado, donde hay certezas. Tengo la certeza que:
Si estimulo mi inmunidad natural, mis posibilidades de padecer CUALQUIER infección se reducen, mientras que las de sobrevivir sin secuelas aumentan.
Puedo lograr este propósito, se que puedo recurrir a muchas sustancias seguras, que han sido investigadas y que funcionan; también que las puedo usar sinérgicamente y que puedo seguir aprendiendo para buscar mejores resultados.
Si cuido mi salud, si controlo mi inflamación con buenos hábitos y potencio mi inmunidad natural, puedo enfrentar mucho mejor cualquier “bicho”.
Cuando me voy acercando a un estilo de vida armónico con la naturaleza, me protejo de cualquier “bicho” y las causas potenciales de cualquier enfermedad se reducen.
👉 Todos estos son hechos, escenarios maduros y seguros. Las creencias se las dejo para los políticos, los médicos, los epidemiólogos… ¡No todos!, por supuesto; tan solo los que casualmente están diseñando las políticas sanitarias globales y partiendo de indicios e incertidumbres pretenden elaborar certezas que imponen dañando a la sociedad como si estuviéramos en una auténtica guerra global contra no se quien y por las dudas.
Más libertad y menos creencias
Las creencias son inevitables, creo, pero la búsqueda comprometida de la libertad me permite ir acotándolas.
👉 Por eso no creo ni dejo de creer en el bicho. Tan solo indicios que me guían por una camino del cual abrazo las mejores certezas, sigo estudiando y poniendo en práctica buscando mejores resultados. Creer o no creer te libera del compromiso de la búsqueda permanente, del cuestionamiento de las ideas porque han enquistado en creencias.
Si crees en el bicho, está bien. Si no crees en el bicho, está bien. Si tienes una posición de incertidumbre que busca respuestas en los hechos más allá de las creencias, está bien. Lo importante es lo que tú creas o dejes de creer -y no esa absurda adicción obsesiva de influir en la definición del pensamiento de los demás- y que vas a hacer al respecto. ¡Punto! Simple y sin conflictos generados a partir de ti; tan solo responder con integridad, cuidarnos dando lo mejor de nosotros y dejar vivir en paz al resto.
Hay un espantoso anuncio del gobierno argentino que lo único que logra es encender la discordia social poniéndonos a unos contra otros, haciendo del irrespeto y la intolerancia una cultura nacional; veámoslo:
¿Mi opinión? La chica del barbijo no le hace mal a nadie. Pretende marcar los vasos para que cada uno tome del suyo; puede que a algunos de los presentes no lo consideren importante, pero a nadie le hace daño asumir ese patrón de comportamiento. Ella usa barbijo pero no le impone a nadie que los use; en todo caso, los riesgos de la hipoxia quedan en su haber. Y aunque no es parte de la solución, yo no veo problema en ello.
Los que se ríen de ella son unos estúpidos e insensibles que van a tomar champagne y comer alimentos ultraprocesados; sin duda, son parte del problema.
El peor de los problemas que veo es el gobierno argentino que aviva el fuego de la discordia, que hace de la intolerancia una política de estado y se pierde una nueva oportunidad de educar desde la concordia en aquellos temas que son realmente importantes e ignoró desde siempre. ¿Comprendes? Si estás enquistado a una creencia o en un bando, probablemente te resulte difícil comprenderlo; lo entiendo. ¡Rezo para que tú y todos nosotros nos liberemos de tantos condicionamientos que nos hacen pretender encasillar a la humanidad en el molde de nuestra elección!
Te mando un abrazo de libre pensador… que todavía no logra definir con precisión que es la libertad, pero sigue buscando el punto en que mi libertad es compatible con la del otro. No hay otra manera que el reparto justo y equitativo de la misma.
La propia Organización Mundial de la Salud (OMS), ha advertido que el mal uso de los antibióticos pueden ocasionar más males de los que se pretenden combatir con ellos.
Según esta fuente, el abuso irracional de estas potentes medicinas, genera inmunidad en las bacterias y la consecuente ineficacia de los mismos en el tratamiento de las enfermedades.
Los antibióticos son una droga muy común en la mayoría de los botiquines hogareños, y a la menor infección, suele echarse mano a ellos sin consultar previamente al facultativo.
Por otra parte, los médicos suelen recetarlos con mucha ligereza, olvidando, parece, que los antibióticos son eficaces para combatir bacterias y hongos, que no infecciones virales como, por ejemplo, la gripe; en tercer lugar, se apela al profesionalismo riguroso de los farmacéuticos para que exijan la correspondiente receta médica.
Es fundamental que los usuarios de servicios sanitarios –o sea, todos-, tomemos conciencia de la importancia de que estos sean consumidos únicamente cuando hayan sido recetados por el médico; además, como en el caso de todas las drogas farmacológicas, los facultativos deben acostumbrarse a informar al paciente de los efectos secundarios de los mismos.
Otro dato fundamental, una vez comenzado el tratamiento, para que este sea efectivo, es de vital importancia que sea finalizado; pues de lo contrario, las bacterias sobrevivientes generarán la tan temida resistencia a los mismos y luego se vuelve muy difícil combatirlos.
Según la OMS:
“La consecuencia más grave es que las enfermedades que antes eran incurables y que ahora sí pueden tratarse, vuelvan a ser incurables”; en caso que no cambiemos nuestra actitud y “se comience a hacer un mejor uso de estas poderosas armas, mientras exista la oportunidad de hacerlo, antes de que retrocedamos a la era anterior a los antibióticos”.
Hay algunas sustancias naturales, como la equinácea, el propolis, la plata coloidal, vitamina C, tea tree, etc, cuya eficacia está científicamente reconocida, no tienen estos efectos colaterales y pueden ser utilizadas en forma conjunta con los antibióticos o como estrategia preventiva.
Por otra parte, para recomponer la flora bacteriana, que es destruida por los antibióticos, podemos ingerir alimentos lactofermentados como el yogur, el chucrut o la salsa de soja, los cuales nos aportan estos apreciados microorganismos necesarios para nuestra inmunidad, asimilación de nutrientes, etc.
Es de vital importancia que tomemos conciencia de las consecuencias de seguir automedicándonos; el uso de antibióticos es cosa seria y debe estar únicamente en manos de un médico.
Gracias a científicos como la Dra. Candence Pert y los estudios llevados a cabo por la física cuántica, sabemos que la mente no sólo pertenece al cerebro sino que se encuentra en todas las células de nuestro cuerpo. Por eso, a la horade tratar un problema de salud, no podemos separar mente y cuerpo.
El tejido vivo genera energía. El organismo tiene un campo electromagnético generado por nuestros propios procesos biológicos. Este campo no sólo transmite sino que recibe y es a través de él que estamos en constante comunicación con nuestro entorno. En este campo están impregnadas nuestras experiencias, positivas y negativas, creando una carga que influye sobre nuestro organismo.
Caroline Myss, una de mis autoras favoritas, dice:
«La biografía de una persona, es decir, las experiencias que conforman su vida, se convierten en su biología».
La mente, el cuerpo y nuestra salud
Si te resulta difícil creer cómo la mente influye en el cuerpo y cómo tu mente puede influir en desarrollar una candidiasis, piensa en lo que ocurre en una fantasía sexual o en una pesadilla. En ambos casos la mente, el pensamiento, genera una serie de reacciones químicas y eléctricas que alteran el organismo, sin que haya habido influencia externa. Repito, únicamente con la mente.
El cuerpo no distingue la realidad de la ficción.
Cala Cervera
Piénsalo, en cuestión de segundos, sólo con la imaginación se pueden sentir los efectos de la excitación sexual. Recuerda alguna pesadilla que hayas tenido: en la tranquilidad y paz de la noche, tu mente durmiendo imaginó la peor de las historias, y despertaste con sudor, angustia, taquicardia, miedo, náuseas… y todo por imaginar algo que sólo ocurrió en tu mente. El cuerpo no distingue entre realidad y ficción.
Mi primer contacto, obviamente sin yo saberlo, con el mundo de la física cuántica fue a los 5 años cuando comencé a estudiar piano. Mi primera profesora fue mi abuela. Por aquel entonces yo todavía no tenía piano en casa e iba a casa de mi abuela a tomar clases y a poder practicar un rato con su piano. Ella me enseñó a practicar en mi casa ¡y sin piano! Me explicó que hasta que pudiera tener uno, serviría que me sentara frente a una mesa y pusiera mis manos como si estuvieran sobre un teclado imaginario. Así practiqué mis escalas y mis primeras piezas musicales hasta tener uno de verdad. De esta manera aprobé mis primeros exámenes sin tener piano. Mis dedos obedecían lo que mi mente creía.
A los 17 años volví a conectar con el mundo cuántico y también a través de mis estudios de piano. En esa época tuve otra profesora que me hacía estudiar mentalmente las partituras de Chopin, Beethoven y Bach (las más difíciles del curso) antes de practicarlas en el piano.
Insistía en que escuchara esas piezas en mi mente y que me imaginara ejecutándolas antes de comenzarlas a estudiar, así las aprendería mucho mejor. Entonces, no tenía ni idea que estaba estudiando piano con métodos revolucionarios… ¡y mis profesoras tampoco!
Lo mismo hago desde hace más de 12 años en mis prácticas de yoga. Cuando voy a hacer una postura difícil, me la imagino previamente, preparo mi mente, así cuando la realizo mi cuerpo se comporta como si ya la hubiera hecho antes.
«Tu cerebro y tu cuerpo no saben distinguir una experiencia real de una imaginada, ya que neuroquímicamente son lo mismo».
Al haber experimentado en primera persona cómo con la mente podemos influir en nuestro plano físico, en consulta, y siempre que la persona me lo permite, intento trabajar incorporando la mente a los tratamientos.
La vitamina D se puede obtener mediante la exposición a la luz solar o a través de los alimentos, pero la sociedad en la que vivimos no siempre nos permite estar el suficiente tiempo al aire libre para tener niveles adecuados. Es más, en función del área geográfica en la que se resida, de la estación del año, de la contaminación atmosférica y del uso de cremas solares tendremos mayor o menor déficit de ella.
Y debemos ser conscientes de que la vitamina D es fundamental para la absorción del calcio, evitar la pérdida de masa ósea – causa importante de la osteoporosis- y la salud del sistema nervioso, muscular e inmunitario. Tiene dos formulaciones en función de su procedencia: D2 (ergocalciferol) -si proviene de vegetales y hongos- o D3 (colocaldiferol) -si deriva del pescado azul y de algunos aceites como el de hígado de bacalao- siendo la más usada en complementación dietética.
Un metaanálisis realizado en 2005 y publicado por la revista American Journal of Public Health concluyó que «tener en sangre un nivel elevado de vitamina D se asocia a un menor riesgo de padecer cáncer de mama o morir por su causa».
La investigadora Joan Lappe -profesora de la Universidad de Creighton– dijo por su parte en 2007 a raíz de los estudios que había realizado y publicado en American Journal of Clinical Nutrition que “tomar un suplemento de vitamina D disminuye en las mujeres posmenopáusicas la incidencia de cáncer un 60%. Los resultados son muy alentadores. Confirman lo que muchos defensores de la vitamina D sospechan desde hace algún tiempo y hasta ahora no se había demostrado en ensayos clínicos: que es una herramienta fundamental en la lucha contra el cáncer, así como en muchas otras enfermedades. Hay un gran número de pruebas de que las poblaciones de los países del primer mundo tienen deficiencia de vitamina D y si se les da más podremos prevenir el cáncer y otras enfermedades”.
Menos azúcar! Los antibióticos indiscutiblemente han salvado muchas vidas, pero hoy en día se abusa de ellos; una forma de reducir su consumo y necesidad es controlar el consumo de azúcar y alimentos refinados.
Los antibióticos se prescriben para tratar gripes, cuando se sabe que este tipo de fármaco no actúa sobre los virus. La razón detrás de esto es evitar las infecciones bacterianas que pueden aparecer durante un proceso gripal. Sin embargo, nunca se aconseja al paciente eliminar el azúcar o un exceso de alimentos dulces, los cuales alimentan a las bacterias responsables de dichas infecciones.
Los dentistas llevan años explicándonos que el azúcar genera que las bacterias de nuestra boca produzcan ácido, y este ácido es el que causa las caries.
Por el contrario, esta relación azúcar/bacteria/acidez no se aplica para el resto de bacterias oportunistas en el organismo. Por supuesto, no es tan rentable para la industria farmacéutica que tratemos, evitemos o aliviemos ciertas enfermedades con la alimentación, que vendiendo medicamentos.
Las compañías farmacéuticas son la principal fuente de información de los médicos y, a su vez, estas dependen de ellos para hacer crecer su negocio. No es de extrañar que esta información tan sencilla y básica apenas se recomiende en las consultas médicas.
Hace años, cuando regresé a vivir a España, una publicista me ofreció ser la imagen de un edulcorante que querían introducir en España. Sin dudarlo le dije que no, no quería hacer publicidad de nada y menos de un edulcorante. Ella intentó explicarme las bondades de este nuevo producto y me dio a leer un informe comparativo entre dicho edulcorante y el azúcar.
Realmente la cantidad de hojas donde se hablaba del daño que causaba el azúcar (diabetes, caries, cáncer, etc) era abrumadora, pero lo que me dejó perpleja fue saber que ¡detrás del nuevo edulcorante estaba la misma empresa que también fabricaba el azúcar! O sea, la industria de la alimentación sabe perfectamente los efectos desastrosos del azúcar y aún así nos bombardea con alimentos que la contienen.
Lo mismo pasa con la industria farmacéutica. No interesa que con un cambio de alimentación se solucione el colesterol o una diabetes II o la hipertensión. Es mucho más rentable tener clientes dependiendo de una medicación de por vida. Por eso, precisamente por eso, la información no llega a los médicos ni a los consumidores.
Tomado del libro Candidiasis Crónica, tu amiga del alma, disponible en AMZN ES